El director del Hospital I EsSalud de Nuevo Chimbote, Erick Mejía Velásquez, dio a conocer la semana pasada que el área diferenciada de Covid-19 de dicho nosocomio, viene detectando diariamente más de 30 casos positivos de este terrible mal de los cuales de 5 a 10 son transferidos de emergencia por complicaciones.
El galeno no pudo ocultar su preocupación por que esta es una clara muestra del rebrote que ha experimentado la enfermedad y la mentada segunda ola que ya se percibe a nivel de todo el país y que, desgraciadamente, ha puesto nuevamente en jaque al sistema de salud, pues los hospitales y centros de salud se vienen abarrotando de pacientes que solicitan atención médica especializada.
Empero, además de este incremento desmesurado de pacientes, lo que han advertido en el hospital I de Essalud, es la presencia de pacientes cuyas edades no superan los 40 años, es decir, que, a diferencia de la primera etapa de esta pandemia, entre los meses de abril a agosto del año pasado, la mayoría de afectados y hasta fallecidos ya no son necesariamente adultos mayores, ancianos cuyo organismo es indefenso ante el accionar del covid 19.
Esta es una clara demostración que el virus ha mutado, que se presenta de diferentes características en este nuevo brote en el cual se percibe que es más contagioso y más agresivo, que ya no tiene como victimas exclusivas a los adultos mayores, sino que ahora los jóvenes también están expuestos a la enfermedad.
Precisamente, esto coincide con el nivel de irresponsabilidad que se ha advertido en nuestra población a las medidas de seguridad o protección contra el contagio de este virus, las fiestas y reuniones que ha intervenido la Policía pone de manifiesto que la población joven ha considerado que dada su fortaleza física y la edad los hacían inmunes a este virus, o, por lo menos sus efectos no serían tan graves como en otras personas.
Esto no es más que una necedad, cuando las autoridades, escuchando el consejo de los especialistas, dispusieron la prohibición de las reuniones no lo hicieron porque en ellas se pueden contagiar personas que son vulnerables a este mal, por el contrario, es evidente que los que se saben frágiles ante la pandemia se excluyen solo de los festejos.
El gobierno tomó la decisión de prohibir las reuniones porque son foco de infección, porque sabe y entiende que la mayoría que comparte en ellas son gente joven que si bien podía no tener graves secuelas, se constituían en potenciales vehículos de transmisión del virus.
El joven que tomaba parte en una reunión regresa a casa y contagia a sus familiares, sale al barrio y contagia a los amigos, acude a la tienda y contagia al tendedero o otros clientes que acuden a ese establecimiento y que ni siquiera sospechan que pueden contaminarse porque el asintomático no descubre que arrastra el mal.
Por ello es que los niveles de contagio se han disparado en nuestra ciudad, basta revisar los archivos periodísticos para advertir que allí existe una puerta abierta para la pandemia, han sido intervenidas una serie de fiestas y reuniones en donde los asistentes no guardan la más mínima norma de seguridad, no usan mascarillas porque están libando licor, no guardan distancia porque están bailando o conversando cara a cara por el volumen alto de la música, no se desinfectan porque es lo menos que les interesa en ese momento.
Entonces, no tiene que sorprender las cifras que confía el director del hospital I, no debe sorprender que el gobierno haya calificado a Ancash como una jurisdicción de muy alto riesgo y nos someta a las medidas restrictivas más drásticas que rige en el país. por culpa de esa gente irresponsable es que estamos confinados los días domingos, por ellos es que el toque de queda se inicia a las 7.00 de la noche y consecuentemente las actividades diarias se limitan a un horario de cierre mucho más temprano todos los días.
Si es que nuestro sistema hospitalario no presenta las angustias de otras ciudades es porque existe una capacidad de camas que puede hacer frente a la enfermedad por el momento, empero, hay que tener en cuenta que, a diferencia de la primera etapa, ahora hay más muertos que el nivel de contagios, lo que confirma que el virus está más agresivo que antes.
De allí que el llamado a la responsabilidad de la gente nunca está demás, se impone en este momento difícil en el que los niveles de contagios se disparan y los cuadros de gravedad se acentúan, la mejor manera de prevenir es cuidándonos con las tres reglas de oro que nos han entregado los médicos, puede ser que a pesar de todo no nos contamínenos pero por lo menos hemos cuidado de nuestra salud lo máximo posible y ello es lo que se quiere. La prevención es una mejor arma que, inclusive, la vacuna.