Por: Rafael Alexander Ruiz Valdiviezo.
Las clases virtuales son un problema o una solución en estos momentos de pandemia que arrebata al país. Será posible para que no haya contagio entre los protagonistas del aprendizaje. Tendrán una eficacia esta forma de brindar el servicio en lo que se refiere a la afectividad.
Definitivamente las clases virtuales son una buena alternativa para celebrar la realización de las clases en todos los niveles y sin salir de casa.
El detalle está en la parte afectiva, lo que si se da en la presencial. La situación cambia porque son clases en vivo, pero sin embargo no se puede definir si el estudiante está aprendiendo o no debido a diversos factores tales como la no conectividad.
Durante todo este tiempo de pandemia los estudiantes hicieron sus clases virtuales, empezaron bien, pero a mitad del año ya estaban abandonando sus clases. Unos se conectaban en forma regular y otros en forma esporádica, y otros por último nunca se conectaron por la sencilla razón de que no tenían los medios y materiales disponibles. Otros tuvieron que trabajar para su alimentación. Vivimos en un país que todavía le falta mucho para responder a las expectativas de las clases virtuales.
Tanto en los estudiantes como en los profesores y padres de familia surge la necesidad y la nostalgia de sus clases presenciales. Pero también por temor al contagio masivo que se daba a cada instante nadie salía de casa. Y para todos fue toda una novedad el lanzamiento de las clases virtuales en la educación básica.
Ya en las instituciones superiores se viene dando clases virtuales en forma normal desde hace mucho tiempo, pues el detalle está en que a nivel básico los estudiantes casi nunca tuvieron esta forma de recibir sus clases. Y fue todo un reto para todos protagonistas del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Las clases virtuales surgen como una buena alternativa para dar solución al desarrollo del proceso de aprendizaje a nivel institucional y lo único que falta es el efectivo equipamiento de medios y materiales y una conectividad que cristalice el ansiado sueño. Pero es totalmente diferente a las clases presenciales debido a que no garantiza el aprendizaje ni la afectividad entre los miembros de una comunidad.