Por: CPC SERGIO AGURTO FERNANDEZ
Para empezar, la jubilación es un derecho inherente a la condición de ser trabajador y que se disfruta al término de la vida laboral; no es una generosidad del Gobierno, porque este beneficio no se puede donar, pretender hacerlo sería un imposible jurídico. La jubilación es el fruto del ahorro mensual y obligatorio del trabajador, mediante los descuentos por planilla.
Dicho esto, pasamos a referirnos a la Comisión de Protección Social (CPS), creada por el Gobierno (2016), para proponer reformas en los sistemas de pensiones y de salud y que acaba de emitir su informe, nada vinculante, por cierto, con recomendaciones que no a todos satisface, pero que debieron ser más imaginativas como para no comprometer las finanzas públicas.
Hay sugerencias importantes que tienen que ver con la economía del país y que merecen un comentario aparte, como lo planteado:
1. Centralizar la administración de los aportes previsionales (ONP, AFP, y Pensión 65) en una sola entidad.
2. Establecer una pensión mínima de S/. 125- para quienes no hayan “ahorrado” y creado su propio fondo. Se trataría para el desempleado y el trabajador eventual e informal.
3. Otorgar un subsidio estatal decreciente.
3.1 Para los jóvenes de 18 a 24 años de edad, el Estado financiará la mitad del aporte mensual (5%) del 10% que es lo que se aporta a una AFP.
3.2 Para los jóvenes de 25 a 30 años de edad, el subsidio se reduciría al 3%. Todo esto, se sugiere, con la finalidad de bajar el costo laboral del 45.5% al 40% del salario.
Obviamente que dicho informe habrá merecido comentarios de todo tipo y que van a enriquecer el objeto de la convocatoria; y la nuestra es la siguiente: la jubilación no tiene la característica de un programa social como para universalizarlo gratuitamente, lo ideal sería que todos la tuvieran, pero desafortunadamente este no es así. Como decíamos, la jubilación es producto del ahorro mensual y obligatorio del trabajador; el empleador no participa como aportante en este tema, en lo demás diremos:
1. Se están poniendo en una sola bolsa a tres entidades previsionales distintas: una pública (ONP = aportes + Tesoro Público), otra privada (AFP = sólo aportes) y una de apoyo social de origen político (Pensión 65 = sólo Tesoro Público). El proponer una sola matriz financiera para endosarle la responsabilidad del pago de las pensiones, va a significar el nacimiento de un híbrido administrativo por la mezcla de regímenes heterogéneos, con la pretensión, al parecer, de convertir al Estado en un eterno proveedor de recursos dinerarios, hacia un sistema que se supone debe autofinanciarse con los aportes de sus afiliados.
Se tiene que desligar al Estado del negocio previsional, ese no es su tema. No tiene sentido crear otra súper ONP, con el nefasto antecedente de sus predecesores, que fueron manejados políticamente hasta quebrarlo; y la actual estructura de la ONP justamente se montó sobre los escombros financieros de estas entidades. Decimos esto porque como activos heredó “0” depósitos acumulados, un centro cívico improductivo y de nula o poca rentabilidad; redes de infraestructura vial sin retorno de la inversión y que no se pueden embargar, etc.; y como pasivos, a muchos miles de pensionistas, cesados con escalas remunerativas diferentes. En verdad, la reforma del sistema previsional debe plantear, de aquí para adelante, la creación de una nueva entidad mucho más imaginativa y con mayores beneficios para los afiliados, que es lo que estamos proponiendo más adelante.
2. No podemos hablar de una pensión mínima para los ciudadanos que no han estado afiliados a un sistema previsional, cuando la jubilación tiene como sustento financiero a los aportes acumulados del propio trabajador (AFP); este encaje y la probabilidad de años de vida del jubilado, determinarán la pensión mensual a percibir. Pero para quienes no fueron previsores o truncaron su vida laboral, el Estado no los puede ni debe socorrer económicamente, asignándoles una pensión mínima; la jubilación no se dona. Eso no se da ni en las economías más desarrolladas. Entonces, por doloroso que fuera el caso, para qué adquirir compromisos vitalicios, pudiendo evitarlo; y en esta condición estarán cientos de miles de ciudadanos y con una sobrecarga de gastos de tal magnitud, no habrá presupuesto que lo resista eternamente.
3. Otorgar un subsidio estatal a los jóvenes que recién inicial su vida laboral, con el argumento de bajar los costos laborales, suena a música celestial y difícil de imaginar que se dieran en las actuales circunstancias, cuando lo que el país busca es maximizar los ingresos, para hacerle frente a los gastos ineludibles como son la reconstrucción con cambios en el norte, por las lluvias del niño costero de 2017 , la reconstrucción de Pisco y aledaños por el terremoto del 2007 , la reconstrucción de Caravelí Arequipa (2018), etc.
Tal generosidad y otras similares que se pudieran dar, no hacen sino llevar al país hacia los linderos de la inflación; cuidado con convertirlo en una olla a presión, cuando de aquí a 20 o 30 años los recursos escaseen y por este efecto los problemas sociales se agudicen, con huelgas y marchas callejeras frecuentes, exigiendo no aumentos salariales sino el pago de salarios atrasados, mejoras de los servicios públicos colapsados, programas sociales cancelados, etc.
Pero el mensaje más nocivo para quienes ya forman parte del mercado laboral, es pintarles un mundo irreal, vendiéndoles la imagen de un Estado benefactor que siempre les aliviará la carga tributaria, poniéndoles más dinero en el bolsillo al rebajarles los porcentajes del aporte previsional (5% primero y 3% después). Antes de pensar en otorgar subsidios, lo que se tiene que hacer es formar una conciencia tributaria en el ciudadano que recién inicia su vida laboral, haciéndole saber que toda renta que se perciba, está gravada con algún tipo de impuesto y hay que asumirlo.
Acápite aparte merece este innecesario compromiso. Sabemos que el Estado es un mal empleador y no es un fiel cumplidor del pago de las cargas sociales. Crea los procedimientos legales para reducir al máximo los compromisos patronales (Essalud, CTS), teniendo al CAFAE como organismo cómplice para consumar tan nefastos propósitos, que luego son desconocidos por su ilegalidad en las instancias judiciales, con esclarecedoras jurisprudencias, pero que debieran tener un efecto vinculante, para no ir innecesariamente a abarrotar los despachos judiciales, ocasionando una sobrecarga procesal. Tan nocivas son estas demoras que terminan siendo absorbidas por las inclemencias del tiempo (archivados) o con el ocaso de los litigantes (muerte).
Siendo así nos preguntamos, ¿Cómo creer que el Estado esta vez sí cumplirá con pagar a la entidad previsional el porcentaje comprometido como subsidio? Claro, si de bajar los costos laborales se trata, la acción tendría que ir por el lado del empleador, por decir, bajándole la cuota patronal de algún componente tributario de la planilla, que sí suma o resta a los costos laborales; pero no por el lado de los jóvenes, que, si se incrementa o baja alguna partida de los descuentos en la planilla, no altera en lo absoluto la carga laboral de la empresa.
Que no se pretenda hacer del sistema previsional lo mismo que se hizo con Essalud, donde se multiplicaron la cantidad de afiliados, sin el sustento financiero del aporte patronal y ahora vemos los resultados, un sistema al borde del colapso.
También a este cargamontón hay que agregarle la terquedad política de algunos congresistas (Jorge del Castillo), que en su momento (2017) se ofreció la gracia de la jubilación a los taxistas y moto taxistas, sobre la base de extraer (apropiarse) del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), un porcentaje para formarles un fondo individual de jubilación, en perjuicio de los miles de pueblos alejados y olvidados, que por tiempo indefinido seguirán esperando la presencia del Estado mediante la ejecución de obras públicas en sus respectivas comunidades. ¿Acaso es difícil de entender que esta convenida generosidad con el dinero público, va a traer nefastas consecuencias a futuro?
Aquí proponemos una alternativa, en sustitución de la ONP y la AFP. Sabemos que a las AFPs ya no las quieren en su país de origen (Chile) y que en Argentina ya colapsó desde hace nueve años (21-11-2008), con la nacionalización de los fondos previsionales depositadas en ellas.
Nuestra propuesta consiste en crear un BANCO PREVISIONAL, distinto a las tradicionales, de afiliación obligatoria para quienes perciban rentas de cuarta y quinta y categoría, estén o no en planilla, con las siguientes características:
1) El Banco Previsional tendrá su origen en una ley que lo crea, con personería jurídica de derecho privado, constituida como Sociedad Anónima Abierta (SAA) y sujeto a la supervisión de la Superintendencia de Banca y Seguros.
2) Los accionistas serán los mismos trabajadores, cuyos aportes mensuales se convertirán en acciones al depositarse en la cuenta individual de cada quien.
3) Los aportantes accionistas tendrán doble beneficio: 1) Como trabajadores aportantes, por la rentabilidad de las inversiones, como ocurre actualmente, y 2) Como accionistas, por la utilidad que se obtenga anualmente.
4) Como es obvio, el Banco Previsional perseguirá fines de lucro, generando utilidades, para garantizar el éxito empresarial y asegurar la continuidad del sistema.
5) Al término de la vida laboral, el afiliado tendrá derecho a una pensión de jubilación, cada quien, percibiendo la pensión que se merece, de acuerdo a sus aportes, pudiendo el Banco liberar el fondo individual al 100%, a petición del trabajador, cuando vea que la pensión no satisfaga sus expectativas. El Estado estará prohibido de inyectar recursos públicos, con fines de lograr la nivelación de las pensiones.
6) Con un Directorio y Gerentes conformado por profesionales de primer nivel, con amplio trajín en las finanzas internacionales, descartando a los economistas de nuestro medio que se marquetean en los medios de comunicación. Ojo con este detalle.
7) Con dos directores en representación de los aportantes accionistas, también altamente calificados en banca, elegidos a nivel nacional.
8) Despolitizarlo, es decir no servir de refugio o de albergue laboral de los clásicos políticos, que pese a su vida otoñal y sin perder la mala costumbre, deambularán traficando con influencias para beneficio propio y también para terceros.
9) Su creación va a modificar radicalmente el mercado financiero del país, por el torrente dinerario que administrará. Será el Directorio con el acuerdo unánime de sus miembros y con el V° B° de la SBS, el que fijará la política de las inversiones.
10) Que va a crecer y desarrollarse, eso está claro, pero eso será en la medida en que, para su creación, se elija a una buena comisión de expertos, promoviendo discusiones técnicas, para recibir el aporte de los entendidos en esta materia. En adelante veremos cómo a nuestros aportantes y jubilados el Banco Previsional les devolverá el optimismo de vivir con menos penurias económicas que ahora, por los nuevos beneficios que recibirán. Oremos para que ello ocurra, y que, a nuestro modesto entender, esta es la mejor solución al problema previsional.
11) Entre los aportantes accionistas, seguramente habrá miles de emprendedores deseosos de hacer empresa, al tener el respaldo financiero de su propio fondo de jubilación.