Increíble pero cierto. Ninguno de los cinco titulares que últimamente han jefaturado la Sub Dirección Regional de Turismo con sede en Chimbote, ha acreditado estudios profesionales ni experiencia probada en la especialidad turística. Todos ellos han sido nombrados en ese cargo solo por favores políticos o personales, lo que pone de manifiesto el menosprecio del gobierno regional de Ancash con esta actividad estratégica y de bandera, considerada en todos los países del mundo como la gallina de los huevos de oro.
Siendo precisamente el turismo una de las actividades económicas más afectadas por la pandemia, todo hacía suponer que el gobierno regional de Ancash iba a priorizar su reactivación siguiendo un plan estratégico de corto y mediano plazo, empezando por la convocatoria de expertos y especialistas en la materia, más no de gente improvisada. Pero no ha sido así. Lo que quiere decir que, al menos en los dos años que le quedan a la gestión regional, la actividad turística de Chimbote seguirá siendo nula e intrascendente.
La Sub Dirección Regional de Turismo de Chimbote, cuya jurisdicción abarca las provincias de Santa, Casma, Huarmey y Pallasca, tiene la responsabilidad de promover y aprovechar una oferta turística realmente envidiable. En este escenario, privilegiado turísticamente, existen paisajes cautivadores, monumentos arqueológicos declarados patrimonio cultural de la humanidad, seductoras playas y una exquisita gastronomía, capaces de generar un flujo sostenido de visitantes nacionales y extranjeros. ¿Qué nos falta para aprovechar esa valiosa oferta?. Falta desarrollar un trabajo de promoción, igualmente sostenido, pero a cargo de expertos y especialistas.
Lamentablemente, en lo que a turismo se refiere, la gestión del gobernador encargado Henry Borja Cruzado, sigue hasta hoy los mismos pasos de sus antecesores. Sin mostrar la mayor preocupación, insiste en improvisar como directores de la Sub Región de Turismo de Chimbote a amigos o recomendados. Así no se hace turismo.
Hace unos años, cuando la prensa preguntó a uno de estos directores, abogado de profesión, si se consideraba capaz para desempeñar satisfactoriamente el cargo, respondió que sí. Según él, para dirigir la actividad turística, no era necesario haber estudiado turismo ni tener experiencia en la actividad. “Basta con conocer la realidad local”, afirmó sin inmutarse.
Por esa razón, la conducción de la actividad turística, concretamente en lo que atañe a la provincia del Santa, es liderada por otras instituciones, menos por el organismo rector. Un absurdo.
Son estas instituciones, entre ellas las municipalidades, las que están supervisando en estos días el funcionamiento de las empresas de servicios turísticos y no la dependencia del gobierno regional. En esa misma, la Policía de Turismo acaba de instalar una oficina en el terminal terrestre de Chimbote para brindar información y orientación a los visitantes nacionales y extranjeros que visitan la ciudad. ¿Y la Dirección sub regional de Turismo a qué se dedica?
Si en este momento muchos hoteles y restaurantes están siendo sancionados por no cumplir a cabalidad con el servicio que ofrecen, es justamente porque jamás han recibido capacitación alguna de parte de la Dirección de Turismo. ¿Cómo se puede elevar la calidad de estos servicios, si empresarios y trabajadores laboran a ciegas y con los ojos vendados? ¿Cómo se puede sancionar si primero no se educa?.
Se calcula en alrededor de 15 mil el número de trabajadores de las provincias de Santa, Casma, Huarmey y Pallasca, que laboran en establecimientos de servicios turísticos. Muchos de ellos ya han perdido el empleo, mientras que los pocos que aún siguen laborando lo hacen bajo la psicosis de ser despedidos en cualquier momento. ¿Quién se preocupa por ellos?
Por lo que podemos ver en otros lugares del mundo, promover el turismo empieza por la creación de una cultura o conciencia turística, virtud que para el gobierno regional de Ancash hasta hoy no tiene la mayor importancia. Uno o cien escritorios no es lo que se necesita para desarrollar el turismo. Hace falta técnicos y profesionales comprometidos y consecuentes con la actividad. Lamentablemente, para la burocracia regional no existe la gallina de los huevos de oro.