Por: CPC SERGIO AGURTO FERNANDEZ
Siguiendo con la vieja y mala costumbre de entorpecer las tareas de gobierno, cuando el nuevo presidente es ajeno a la convicción política del ciudadano elector, así como antes, también ahora les resulta difícil aceptar, en este caso, al ganador de la segunda vuelta electoral (06-06-2021). EstAe último evento democrático, no podía ser la excepción, entonces nos preguntamos: ¿Hasta cuándo se va a seguir con la cantaleta de paralizar abusivamente la economía del país, sin importarles las graves consecuencias que trae consigo?. En esta coyuntura lo que ahora toca a los ciudadanos de bien, es retomar el trabajo habitual, para recuperar el tiempo perdido, luego del desastre económico y sanitario ocasionado por la pandemia del Covid-19.
La tozudez de los malos peruanos, no tiene límites; estos arrebatos emocionales que propician las bullangueras marchas callejeras, con su secuela de actos vandálicos, debe de acabar ya, para dar paso a la sensatez; tan cotidianas son estas marchas, por la frecuencia con que se dan, se diría que ya forma parte del caótico paisaje urbano del país. Pero lo más censurable es la deplorable acción de algunos malos congresistas que siendo los depositarios de nuestra confianza política, arrojan por la borda su capacidad concertadora, para promover acciones desestabilizadoras en contra del gobierno de turno. Estos actos repudiables de ninguna manera se pueden interpretar como “control político”, acción que es inherente a la función congresal, pero que olvidan la verdadera razón de su presencia en tan ilustre recinto parlamentario, como es la legislar sobre temas que le interesa al país.
Observamos con natural envidia, cómo los vecinos de la región hacen denodados esfuerzos para dejar atrás su condición de país “tercermundista”, deponiendo sus posiciones antagónicas, para unirse hacia un objetivo común: ejecutar políticas de estado de mediano y largo plazo. Esto hacen ellos ¿Y nosotros qué?, simplemente nos hemos pasado convulsionando al país con nuestros odios viscerales en todos estos 200 años de vida republicana. Vergüenza nos debe de dar. Esta conducta disociativa nos hace pensar que tal vez somos víctimas de “seres malignos”, que manipulan nuestra capacidad de decisión; entonces urge hacernos un auto examen para corregir y enmendar errores, o para ser exorcizados por la gracia de Dios, porque este accionar no es propio de personas emocionalmente equilibradas.
Cuando de protestar se trata, la participación ciudadana no se hacer esperar, cualquiera sea el motivo político que los convoca, porque esa es nuestra costumbre, cuyos participantes son personas impregnadas de algún color político, también los desocupados, los trabajadores del sector público, los jubilaos que reciben una pensión del Estado, los empleados públicos con licencia para postular a cargos electivos, además de otros ciudadanos. Todos ellos conjurando para traerse abajo a un gobierno que no les simpatiza, sin importarles el grave daño que le hacen a la economía del país, al paralizar el aparato productivo; sin embargo, despojados de toda vergüenza y sin ningún atisbo de rubor, cada fin de mes están a la expectativa del cronograma de pagos para pasar por caja y cobrar sus sueldos o sus pensiones de jubilación. ¡Qué tales caraduras! A esto en el sector privado se llama sabotaje, porque atenta contra la producción de la empresa, y el destino final de estos indeseables revoltosos, es la calle, que bien merecido de los tienen. Por eso desde estas líneas les decimos ¡DEJEN TRABAJAR AL PRESIDENTE!
Ahora resulta que a los congresistas de la república, de la oposición, se les ha despertado la afición por el “tiro al blanco”, porque ya anunciaron que tienen planeado “palomearse” a un ministro en forma continua, como para entretener a la galería. Ya se “tumbaron” al Canciller, ahora le sigue el Ministro de Trabajo, ¿Y quién será el siguiente?, Corren las apuestas. Bonita forma de perder el tiempo.
También otro “deporte” que genera reinting político, son las comisiones investigadoras. Cuyos dictámenes casi siempre termina en el archivo, por inconsistentes, pese a los cuantiosos gastos incurridos. Acaban de nombrar una comisión investigadora para ver el tema del supuesto fraude electoral (06-06-2021), cuando todo ya está “oleado y sacramentado” por el JNE y ya tenemos presidente en funciones. Salvo a los perdedores, pero ¿A quién más le puede interesar la “autopsia administrativa” que se pretende hacer sobre los hechos consumados?, por supuesto que a nadie más; de ahí que si alguien quisiera tener un dictamen congresal “adornando su oficina”, que le cueste su dinero, pero no al Estado, que no debe de estar para atender sandeces.
Decíamos que en este conglomerado de desorden público, increíblemente los más entusiastas participantes son las personas que viven del Estado, ya sea en la condición de trabajadores o de pensionistas, actuando con deslealtad e ingratitud, con quien le dio una oportunidad de vida, a través de un empleo. No se puede morder la mano de alguien que le da de comer. Dé todo cuanto se ha dicho, saltan a la vista cuatro aspectos que merecen ser comentados:
1.- Los empleados públicos.- La única razón de la protesta puede ser, procurar en estas revueltas, un ambiente propicio para que, más adelante, se pretenda cobrar la revancha, reclamando mejoras en la escala remunerativa; pero con un clima así de enardecido por actos vandálicos y con una economía paralizada, será casi imposible conseguir algo positivo. Lo que sí van a conseguir la supresión de las plazas orgánicas y ganarse la calle por los despidos masivos.
2.- Licencia en el trabajo para postular a cargos electivos.- Este tipo de gollerías sólo se pueden dar en el sector público, donde se hace un “abandono abusivo” del cargo, para intentar éxitos laborales en cargos electivos, cuya consecuencia la asume la autoridad de la institución, generando un problema administrativo por resolver. Esta situación no se debe permitir. Si a algún trabajador le “corroe el bichito de la política”, primero debe renunciar a su empleo, y este detalle debe constituir un requisito para poder candidatear. En nuestro medio hay conocidos personajes que han hecho de esta licencia una reprochable habitualidad, pese a haber existido causales de despido, estas nunca se dieron porque esos avezados políticos dominaban la luguleyada que apantallaban a la autoridad.
3.- Los jubilados de las leyes 19990y 20530.- Enarbolando sus banderas reivindicativas en las marchas callejeras, como resultado final, siempre esperan la misericordia de la autoridad. Lástima que en ellos las pensiones están congeladas desde hace muchos años, y en este contexto es posible que el fondo de jubilación que financia la pensión, ya esté agotado, sin la posibilidad de conseguir aumentos periódicos, salvo a que el gobierno decida ser consecuente con este segmento de la población y se apiade de ellos ya en el ocaso de su existencia.
4.- Los desocupados.- Es un mal propio de las sociedades en desarrollo, que cada día está en constante incremento; empujados por la miseria y la necesidad económica del hogar, se puede justificar su presencia en la calle, porque la razón siempre estará de su lado, para alzar su voz de protesta, exigiendo puestos de trabajo, para insertarse a la población económica activa.
Hay un detalle que no se puede pasar por alto: cuando el Sr. Pedro Castillo en su condición de dirigente magisterial, acudía al Ministerio de Educación, lo hacía sin gorra ni sombrero, como debe ser y porque era una exigencia que se tenía que cumplir, y esto va con cualquier hijo de vecino, cuando tenga que concurrir a una dependencia pública o privada. Nos preguntamos entonces, por qué ahora esa irreverencia a los buenos modales por parte del Sr. Presidente de la República, que no está acorde con su alta investidura?