Hace 150 años, el sabio italiano Antonio Raimondi obtuvo permiso de las autoridades del gobierno peruano para trasladar a Lima la Estela Chavín, uno de los más importantes hallazgos arqueológicos pertenecientes al antiguo Perú. Hallada a medio enterrar en las inmediaciones del milenario templo de Chavín de Huántar, la estela se exhibe actualmente en el Museo Nacional de Arqueología y Antropología de Pueblo Libre.
El complejo traslado a Lima de este milenario hallazgo tuvo lugar a comienzos del año 1871, primero por tierra hasta el puerto de Casma y luego por mar hasta el Callao. Dos fueron las razones fundamentales para proceder a su autorización. Primero, evitar que este valioso tesoro cultural permaneciera a la intemperie, expuesto a las inclemencias de los fenómenos atmosféricos. Segundo, mostrar esta reliquia ante el Perú y el mundo en la exposición que se realizó en esa oportunidad con motivo de los primeros 50 años de la independencia nacional.
La Estela Chavín, también conocida como Estela Raimondi, es una losa de granito de dos metros de altura y 70 centímetros de ancho, que tiene grabada en bajo relieve la figura estilizada de una divinidad con rasgos felinos. En Chavín de Huántar, igual que en los demás centros ceremoniales que se levantaron por esa época en otros lugares de la actual región Ancash, se veneraba al jaguar.
Su hallazgo despertó el interés de la ciencia debido al fino acabado de su diseño, que pone en evidencia un desarrollado concepto de iconografía y estética. Se calcula que los antiguos ancashinos tallaron esta maravilla alrededor del siglo X antes de Cristo, es decir hace más de 3 mil años. Por esa razón, cuando Julio C. Tello recorrió estos lares durante la década de 1940, no dudó en manifestar “en los muros de Chavín de Huántar están escritas las primeras páginas de la historia del Perú”.
A iniciativa de un grupo de ancashinos, las gestiones para el retorno de la Estela Chavín a su lugar de origen, ya se encuentra en manos del Ministerio de Cultura cuyo titular ha adelantado que las gestiones van por buen camino. En el transcurso de una reunión realizada el miércoles de la presente semana, el titular de esta cartera ministerial Ciro Gálvez, ha manifestado “cada pueblo es dueño de su patrimonio cultural”. Solo queda entonces establecer las garantías de seguridad que se requiere para su traslado y definir el lugar que la estela ocupará en adelante, el mismo que se supone será el nuevo museo de Chavín.
El retorno de este importante legado cultural tiene una gran connotación para la región Ancash; pues va a contribuir con la reactivación de una de las actividades económicas más afectadas por la pandemia como es el turismo. Con ello, vamos a tener la oportunidad de ofertar al turismo nacional e internacional un circuito de lujo conformado por Chavín, Sechín y Chankillo que son patrimonio cultural de la humanidad.
Queda ahora en manos del gobierno regional y de los respectivos gobiernos locales promover la participación de la empresa privada para la implementación de los servicios que hagan más grata la estadía de los visitantes. Esa será la mejor manera de retribuir la herencia que nos han dejado los ancashinos de ayer.