Editorial

::: ACCIÓN IMPOPULAR :::

Cierto. En política todo es posible, particularmente cuando en vez de hacer política propiamente dicha y se opta por hacer politiquería para vivir a costa de ella. De este mal endémico padecen sin excepción todas las agrupaciones políticas que han existido y existen en el país. La causa de la enfermedad proviene de algunos de los propios dirigentes que en nombre de la democracia partidaria terminan perpetuándose en sus cargos y prácticamente haciéndose dueños del activo, el pasivo y de los  despojos del partido. Entre otras posturas,  así lo demuestra el hecho de que únicamente ellos y algunos oportunistas afortunados, aparecen como los eternos candidatos cada vez que se realiza un proceso electoral.

Una mirada a nuestro alrededor nos permite ver en toda su amplitud y contextura esta cotidiana y lastimosa realidad. En medio de ambiciones personales y de un canibalismo insaciable, varias de estas agrupaciones han terminado auto eliminándose. Tanto así  que en el último proceso electoral más de la mitad de ellas no consiguieron pasar la valla electoral  y han sido borradas del mapa político por el Jurado Nacional de Elecciones.

Decimos esto a raíz de un hecho que es de amplio dominio público en Chimbote. Desde hace diez años, el comité provincial del Santa del partido Acción Popular es manejado, y no dirigido como debe ser, por la voluntad particular de una o a lo mucho dos personas. Son  ellos quienes se encargan de arreglar su propia reelección por sécula seculorum. También de elaborar las listas de candidatos para cualquier proceso electoral,  incluidas las elecciones  regionales y municipales que se avecinan. Aquello de consultar a las bases y convocar a elecciones internas, no es más que puro formulismo y letra muerta.

Dentro y fuera del partido se afirma que, para estas personas, el  comité provincial del partido fundado por Fernando Belaunde Terry es prácticamente una propiedad privada donde se impone el interés personal. Se sabe asimismo que antiguos militantes han optado por retirarse honrosamente del partido para no compartir el desprestigio en el que se debate este comité provincial. Uno de los temas que más escozor provoca  se refiere al local partidario que se ubica frente a la Plaza de Armas. Hoy en día ese local es una especie de galería comercial que se alquila para cualquier otra cosa menos para hacer vida política.

Si mal no recordamos, uno de los hechos que provocó el retiro masivo de muchos populistas de antaño ocurrió en octubre del 2014 con motivo de la segunda vuelta de las elecciones regionales. Sin consultar a la militancia, el secretario general de esa época y actual congresista Darwin Espinoza Vargas tomó la decisión de ceder el local del partido para que sea  utilizado como local de campaña por Waldo Ríos Salcedo; sí, el mismo que se burló de las familias ancashinas de extrema pobreza  engañándoles que les iba a regalar 500 soles mensuales.

Todo Chimbote recuerda muy bien que en esa oportunidad, el ahora congresista Darwin Espinoza juró por todas vírgenes que había tomado dicha decisión sin obedecer a ningún interés personal. Sin embargo, en su primera semana de gestión el ahora encarcelado ex gobernador  regional agradeció el gesto “desinteresado” del entonces secretario general de Acción Popular nombrándolo director regional de Transportes y Comunicaciones. El nombramiento fue declarado indebido  por cuanto en ese momento Darwin Espinoza no contaba con un título profesional.

Quizá eso explique porque la primera iniciativa parlamentaria que ha presentado el congresista Darwin  Espinoza Vargas es un proyecto de ley para que se otorgue una “segunda” oportunidad a todas las universidades del país que no han logrado su licenciamiento por la SUNEDU. Más de un especialista en materia educativa ha dicho que este lobby político significa  traerse abajo la reforma universitaria que tanto trabajo ha costado implementar. Por lo demás, durante cuatro largos años, todas las universidades no licenciadas han tenido no solamente una segunda sino muchas oportunidades para cumplir con la ley. Si no lo han hecho es porque simplemente no han querido o porque confiaban que la informalidad iba a continuar.

Ojalá más bien el congresista Espinoza pudiera centrar su atención en el cumplimiento de la agenda de Ancash que él mismo se encargó de dar a conocer. Si lo hace en nombre de Acción Popular, consideramos que su partido dejará por lo menos de caer en acciones impopulares.