Editorial

::: GUARDIANES DE LA BAHÍA (I) :::

Alguien tenía que decirlo ya y sin medias tintas.  En un pronunciamiento que ha merecido la inmediata reacción de varios sectores de la ciudadanía,  el Colegio de Biólogos de Ancash, cuya sede es la ciudad de Chimbote, ha planteado la necesidad de crear una Autoridad Autónoma que asuma  sin mayor pérdida de tiempo el trabajo de recuperar nuestra bahía EL Ferrol, un recurso natural que hace más de sesenta años sufre los efectos de una severa contaminación y erosión sin que nadie se preocupe por ello.  Se trata de un pedido que, aunque parezca quimérico, responde a un clamor fundado y tiene mucho que ver con el Chimbote del futuro.

Igual que la primera lluvia que cae después de una  prolongada sequía, el pronunciamiento ha despertado los ánimos y revivido el deseo de ver nuevamente a la bahía El Ferrol convertida en uno de los escenarios naturales más hermosos y cautivadores de esta parte del continente, tanto así que alguna vez  le adjudicaron el bien ganado  título de “Perla del Pacífico”.

De la manera más explícita e irrefutable, el pronunciamiento del gremio profesional hace referencia que esta inquietud no es nueva y tiene como antecedente el trabajo realizado por la Comisión Técnica Multisectorial que se conformó con este propósito allá por el año 2002. Como se recuerda, la comisión estuvo presidida por el biólogo chimbotano Julio Gonzáles Fernández.

Después de dos años de estudios, reuniones y planteamientos, esta comisión técnica cumplió con hacer llegar a la Presidencia del Consejo de Ministros de ese entonces las propuestas técnicas y científicas para iniciar los trabajos de recuperación de la bahía. Pero tan pronto como estas conclusiones llegaron a manos del gobierno, las propuestas terminaron empolvándose  en los escritorios de la burocracia estatal. De nada valió que el presidente de la república de aquel entonces, Alejandro Toledo Manrique,  haya pasado su infancia y juventud en Chimbote, como solía decirlo cada vez que quería ganar aplausos.

Diez años después, en el 2012, la historia volvió a repetirse con  la promulgación del Decreto Supremo N° 004-2012, esta vez por parte del ministerio del Ambiente  que, igual que en la época de Toledo, declaró de interés nacional la recuperación de la bahía El Ferrol. Puro floro. Como bien lo ha recordado el Colegio de Biólogos, todo lo que el gobierno hizo  al amparo de este dispositivo ha quedado desfasado y actualmente no es más que letra muerta.

Mientras tanto la otrora hermosa bahía EL Ferrol  continúa convertida en un mar muerto. Los efluentes que durante más de sesenta años arroja la industria pesquera, así como los desagües urbanos que Sedachimbote evacúa sin ningún tratamiento, han hecho de la bahía El Ferrol una masa de agua oscura y maloliente que en vez de atraer visitantes más bien los ahuyenta.

Como consecuencia de esta imperdonable irresponsabilidad y como bien lo ha puntualizado el gremio profesional, en este momento el fondo de la bahía está alfombrado por una capa de barro putrefacto que se calcula en 54 millones de metros cúbicos y afecta directamente a la pesca artesanal.  ¿De qué le ha valido a Chimbote el título de Primer Puerto Pesquero del Mundo?

Lo que llama poderosamente la atención es que frente a esta tragedia ecológica, ninguna institución local, regional y nacional directa e indirectamente comprometidas, se sienten aludidas.  Hablamos del Gobierno Regional de Ancash, la Municipalidad Provincial del Santa, la Sociedad Nacional de Pesquería, entre otras. Tal parece que para estas instituciones la bahía es lo que menos interesa.

Sin embargo, como lo ha puntualizado el pronunciamiento del Colegio de Biólogos,  nadie tiene porque sacar  el cuerpo. Por el contrario, todos estamos obligados a actuar como guardianes de la bahía.