Por: SERGIO AUGUSTO AGURTO FERNANDEZ (*)
El acceso del Sr. Pedro Castillo a la Presidencia de la República, ha generado una convulsión social y política, que ha polarizado a la sociedad peruana en sus dos vertientes más extremas: la izquierda que fue la que ganó las elecciones (06-06-2021) en su segunda vuelta, y la derecha, la gran perdedora y revoltosa. La primera ha hecho del Poder Ejecutivo su “trinchera de combate”, y la segunda, del Poder Legislativo, su “fortín”. Ambas premunidas de una virulenta artillería verbal, con capacidad para dejar en el camino, “muertos” (Vacancia presidencial y cierre del Congreso), y a “heridos” (Interpelación y censura de ministros).
¿Acaso éste será el trágico destino de un país que no ha aprendido a vivir en paz y en democracia, por la desidia de sus propios hijos y por la consuetudinaria participación en el gobierno, de los vivarachos de siempre que ven al Estado como un apetitoso botín, cual si fueran corsarios y piratas criollos? Entonces qué se tendría que hacer para aplacar los ánimos beligerantes de estos iracundos ciudadanos, para que se pongan a trabajar que para eso fueron elegidos y para eso se les paga, y así dejar de torpedear las acciones del gobierno. Si Ud. señor recibe un sueldo o una pensión del Estado, no sea tan cara dura y no entorpezca el desarrollo del país; pórtese bien y dese por bien servido y bendiga el empleo que tiene.
Reflexionen señores, no vandalisen sus acciones de protesta, con la malsana intención de propiciar la “vacancia presidencial”, actitud antipatriótica con ingredientes conspirativos, que viene germinando luego de la segunda vuelta electoral, con el retumbar de los tambores de guerra que perturban la tranquilidad ciudadana.
Todo parece estar vilmente concertado, con el rigor propio de “una hoja de ruta”, que inexorablemente parece cumplirse. Para asegurarse que el maquiavélico plan funcione, lo primero que hicieron en el Congreso, fue aprobar por insistencia la ley que limita al Ejecutivo plantear cuestiones de confianza al Parlamento, impidiendo al Presidente a ejercer su derecho constitucional de cerrar el Congreso. “Arrinconando” al Presidente, no hay pierde en lo que se viene después. Y es evidente que el siguiente paso será hostigar a la Vice Presidenta para propiciar su renuncia, o fabricarle algunos “ilícitos penales”, para justificar su alejamiento de la línea de sucesión. Siendo así el camino estará allanado para que la derecha radical, a través de la Presidenta del Congreso, tomen la rienda del poder. Es obvio que aquí hay una demencial concertación de intereses para lograr este nefasto propósito: golpe de estado desde el Parlamento.
Estos azuzadores con total desfachatez, se autoproclaman como los verdaderos “defensores de la democracia”, como si ella fuera una cándida señorita acechada por una jauría de lobos. Estos camaleónicos ciudadanos cambian de atuendo (Partido), según como sean los intereses de sus patrocinadores y con brotes individuales que se multiplican por auto convocatoria, para estar al servicio de esta despreciable causa. Es obvio que nos tiene que preocupar, peor aún si están salpicadas de ambiciones personales, de parásitos (Desocupados o fracasados) sin oficio ni beneficio, pero deseosos de “trabajar” alguna vez en sus vidas, pero en el gobierno de turno por su alta rentabilidad.
Los filtros del Congreso están súper activados, para impedir que cualquier iniciativa del Ejecutivo tenga éxito. Hay una brutal confrontación entre ambos poderes del Estado, dando la impresión de que fueran ellos los que le ponen la agenda al Gobierno, entre otras, como por ejemplo decidir qué ministros no deben estar en el Gabinete o interpelando a quien no les simpatiza. Con total desparpajo, cuando se juramentó al nuevo Ministro del Interior (Siendo Fiscal acusó al patriarca de la derecha pidiendo su prisión, pena que ahora la viene cumpliendo), se irrogaron el derecho de cuestionarlo, con el argumento de que tal designación era una provocación y una “afrenta” para el partido Fuerza Popular. Qué tal insolencia de parlamentaria. Lo cierto es que esta derecha recalcitrante, no admite ser gobernada por un campesino de extracción humilde. Que sea un pésimo gobernante, bueno ese es otro tema.
Que el Sr. Castillo esté en el poder, es de nuestra exclusiva responsabilidad. Pudo haber sido la Sra. Fujimori y la situación hubiera sido igual o tal vez peor, por los millones de “antis” que la rodean y por el repudiable accionar de sus 73 congresistas, en el anterior Congreso cerrado en el 2020. Ante un abanico de 18 candidatos en competencia, como siempre, elegimos a los peores, y después sin vergüenza alguna, ahora nos quejamos. El asunto era que nadie la quería en el poder a dicha ex candidata, por sus antecedentes de corrupción, personal y familiar.
En ambos bloques hay deuda política por pagar, por el lado de la derecha, es multimillonaria, que se remonta desde el año 2000 para adelante, y esta hipoteca (Apoyo económico de las empresas) indirectamente nos afecta. Sin que la candidata se diera cuenta o con su pleno conocimiento, los mecenas de la política apostaron por ella, jugando a ganador y aprovechando de la ambición por el poder que le corroía el alma, le hicieron creer que era la “defensora de la democracia”. A la sombra de su verbo incendiario, al igual que el del Sr. Castillo, viejos políticos dejaron su invernadero por la magnífica oportunidad presentada, para sumarse a las protestas callejeras, con la confianza de que este cambalache más adelante tendría su recompensa, en el supuesto que el plan triunfara, porque en política nada es gratuito. Los mecenas la querían utilizar como “caballo de Troya” para que una legión de empresarios adictos a los negocios turbios, se apoderen del poder, y desde adentro, darse por bien pagados, exigiendo la adjudicación de millonarias obras públicas, con el consecuente pago del infaltable diezmo.
La deuda política del Sr. Castillo pareciera ser significativamente menor, bueno eso nunca se sabe y que se saldaría asignando puestos de trabajo, venta de influencias, como es habitual en estos casos, seguramente también con la adjudicación de algunas licitaciones públicas. Este “modus operandi” de la política peruana siempre ha sido así en todos los gobiernos y lo seguirá siendo por siempre.
Los temores de sucumbir a la tentación de la vorágine socialista, en la que se alinearon algunos países de la región, impactados por el verbo populachero del extinto Sr. Hugo Chávez, no tiene sentido y es pura fantasía. A nuestro entender, el comunismo como corriente ideológica que propugnaba introducir severos cambios en los sistemas de gobierno en el mundo, fracasó, ya no existe, ya dejó de ser un producto de exportación ruso y chino, sólo existe como cultura política para entretener a los “intelectuales”. Su tintura roja quedó opacada por el predominio del gran capital, que fue el que empoderó al mundo, tal como hoy lo conocemos, brindando más y mejores oportunidades de desarrollo personal a la población. Aquel comunismo que en su momento deslumbró la retina de los indecisos, perdió fuerza y dejó de ser una amenaza global, cuya eficacia tampoco es creíble en el mundo, porque no ha logrado expandirse y sólo queda como un ideal irrealizable en la afiebrada mente de los románticos de la política. Navegando en un mar de ilusiones, todo es posible, como alucinar con el advenimiento del “paraíso socialista”. Entonces, no hay razón para creer que el Perú se teñirá de rojo. Señores ya es tiempo de poner en orden las ideas.
Por la forma de hacer política, somos el hazmerreír de la comunidad internacional, porque la hemos convertido en un circo que distrae y entretiene a propios y extraños, sin margen para el aburrimiento; por ejemplo en el quinquenio pasado: 2016-2021, batimos récord al tener la alternancia en el poder de cuatro expresidentes; y, en este quinquenio se pretende hacer lo mismo, explotando la experiencia del desastre pasado.
En política no existe la vocación de servicio, porque estas acciones son propias de las confesiones religiosas, sino que en política descaradamente se persigue fines de lucro sin importar el cómo. Por ejemplo en el pasado quinquenio 2016-2021, se tuvo un presidente constitucional (PPK) que no terminó su mandato porque renunció a la mitad de su gobierno y percibe una pensión (S/. 15,600); lo relevó el vicepresidente (Vizcarra) y lo vacaron en el año 2020, fue relevado en el cargo por el Presidente del Congreso (Merino), que duró sólo una semana porque renunció. Luego lo reemplazó el nuevo presidente del congreso (Sagasti) que completó el quinquenio de gobierno. Estos tres últimos ex presidentes (Vizcarra, Merino y Sagasti), han solicitado que también se les conceda una pensión como ex presidentes que son, y esto pinta de cuerpo entero la catadura moral que les adorna. No pues, no sean descarados, dónde está el amor a la patria y la vocación de servicio que dicen tener. Un poco más la Sra. Meche Araoz también puede pedir lo mismo. Pobre Perú, atento con ello, ciudadanos electores, para castigarlos en las ánforas, si es que se llagaran a presentar.
La permanencia prolongada en los cargos electivos, es una adicción que inutiliza a la persona, porque el sector público es su mundo, fuera de él todo es un hábitat hostil para sus intereses, en el que sobreviven sólo los más fuertes (Mejor preparados o con negocio propio), donde los cargos directivos son altamente competitivos y de estos, pocos son los que tienen el perfil requerido. Por eso vemos a ex congresistas que terminan de asistentes (Auxiliares) de congresistas en despachos que antes fueron suyos. ¿Vergonzoso no?
(*) Contador Publico Colegiado
DNI: 15583478
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