Por: Miguel Rodriguez Liñán (*)
Por nada del mundo quisiera estar en el terno Yves Saint-Laurent de don Mario Vargas Llosa. Mi gato, el famoso Rey Mamao, felino sin pelos en la lengua, opina insolentemente « El Marqués de Calatrava está muy equivocado, pero alla él, primero la clava, luego se desclava, ya esta grandecito, que se defienda solo » –Suave mi gato, suavena con quáker, suave camay, no te pases, elogiar o denigrar son operaciones sentimentales disociadas de la crítica, que es un género literario basado en el análisis, y sobre todo en la perspicacia del analista… En lo que me concierne, aspiro y, cuando me sale, realizo un crítica afectuosa pero imparcial. –Tú como siempre defendiendo, chiquillo loco, borrachín, calichín… por qué lo defiendes tanto? –Siempre he admirado su prosa de metal precioso, plata como mínimo, siempre lo he admirado como escritor porque, como dicen los colombianos, es un cuco. He aprendido mucho leyéndolo. Y también lo admiro como artista creador, como poeta. –¿Poeta? ¿Cuál poeta? El Marqués trabaja como arquitecto, como ingeniero y como su propio albañil… Y también como pintor. –¡No te pases mi gato! ¡Por momentos su pincel es tan fino como el de Sthendal! Sobre poesía me atengo a la definicion griega, De la poética, Aristóteles, libro XIV, Rey Mamao, libro que te aconsejo… Y como tú eres un bacán salido directamente de la época de Ramsés II, puedes leerlo en el griego de la época, ¡qué envidia! –El Marqués de poeta no tiene ni michi, calichín… ¡No seas huevón! Ya sea te haces el cojudo, ya sea tratas de mecerme… ¡Mosca! ¡Cuando tú estas de ida, yo ya estoy de vuelta ! ¡Y ya para de chupar, carajo! –¡No jodas Mamao! ¡Don Mario se ganó la Copa Nobel! –¿Sabes cuál es mi máxima aspiración, mi gato? –¿Cuál? –Ser considerado por las generaciones venideras como un poeta cómico. –¡Ja ja ja ! –se caga de risa mi gatubelo pendejo– ¡Eres un poeta chistoso! ¡Un Miguelito Barraza del verbo! ¡Pero no le llegas al meñique al Melcochita! –Son mis ídolos, Rey Mamao… –¡Juá juá juá! –se caga de risa mi gato– Chiquillo pendejo, ¿de qué estábamos hablando? –Soy poeta cómico mi gato. La tragedia y la comedia. La épica y la lírica… La tragedia y la épica no me conciernen… La poesía cómica tiene ilustres representantes en el pleistoceno de la letra dura, de donde todo proviene… Mi maestro griego es Aristófanes… Mis referencias latinas, Plauto, Terencio y también el Horacio, y mi referencia de la sátira es Juvenal, el Lucilus también, pero de refilón … Tíbulo, Propercio, y Ovidio sobre todo…¡Yo conozco toda la poesía latina! ¡Desde Livius Andronicus a Rutilius Namatius para empezar! ¡Soy un latin broder de cepa! ¡Disculparán la pequeñez!… Pero estábamos diciendo que don Mario alzó la Copa Nobel, Rey Mamao.
–En primer lugar, una copa es un simple objeto, chiquillo. A mi entender, la obra del Marqués no contiene filosofía ni espiritualidad (véase un Hermann Hesse, véase sobre todo un Rabindranath Tagore) y el soplo lírico y épico no es comparable a un Boris Pasternak, a un Tolstoi, por ejemplo. Te invito a que me pruebes lo contrario… Aquí sí te jodí… Tu ídolo es un letrado aristócrata, como, putamadre, ya me dio el Alzeheimer, como el italiano, ayúdame chiquillo, el aristócrata italiano, bueno, ¡el de Palermo! ¡El siciliano!
–Giuseppe Tomasi di Lampedusa, el autor de Il Gattopardo, todavía veo bailar a Burt Lancaster con Claudia Cardinale en la película.
–Ese hermoso capolavoro sí lo he leído con lupa –dice el Rey Mamao.
–Es la obra de un genio.
–¿Y tu ídolo es un genio?
–¡Claro que ciruelas, mi gato! ¡Esa pregunta ni se pregunta! ¡Cicuta! ¡Cinta!
–El Marqués tiene genio, pero no es un genio, no jodas, chiquillo huevón…
–En asuntos de gustos y colores, para todos hay amores, mi gato, es un genio sosegado, no un genio trágico… ¡Y ya para de comparar, carajo! ¿Tú crees que yo me intereso en las lagartijas? ¿Tú crees que yo me intereso en los pericotes sólo para masticarlos? ¿Tú crees que yo me intereso en los ciempiés, la pesadilla de Boconcita? ¿Tú crees que yo me intereso en las culebras? ¡No jodas! De gustibus et coloribus non disputandum es un proverbio de Juvenal, mi gato.
–¿Quién es Juvenal, calichín?
–Déjame consultar con Wikipedia. Mira. Gánate. Juvenal es un poeta satírico romano de finales del primer siglo y comienzos del segundo, o sea, antes y después del viejoJechu. Decimus Iunius Iuvenalis es autor de diesciséis obras poéticas, compuestas entre el 90 y el 127, las famosas Sátiras. Aquí sí te cagué, mi gato.
Súbitamente encrespado, el Rey Mamao vocifera…
–¡El Marqués es un seductor de lectores! ¡Es el demonio! ¿Y las mujeres? ¿Y el juego? ¿Y los tragos? Todo latin broder con su gracia puede ser como Juan Charrasqueado, borracho, parrandero (entiéndase mujeriego) y jugador.
–No es su temperamento y además, con razón en su caso, son actividades inútiles y hasta nefastas…¡Es nuestro premio Nobel peruano, mi gato! ¡El único!
–¿Cuál premio Nobel peruano, chiquillo cojudo, cuál premio Nobel, calichín? ¡Tú ídolo el Marqués es ciudadano español! ¡Y parece un español de abolengo y cepa!
–No te pases, mi gato, no te pases, don Mario es perucho cien por ciento. Puede que la filosofía griega o Nietzsche solo le interesen relativamente, o la sabiduría, o la espiritualidad, no son temas que trata, de pronto no se interesa especialmente en Lucrecio, en Marco Aurelio, en Aristófanes, en Plauto, pero sigue componiendo obras de gran belleza y de máxima calidad, ¡obras geniales!
–Discrepo, aunque no por completo, chiquillo loco… Lo esencial de su obra transcurre en el Perú, pero el Marqués prefiere otros castillos.
–Estás muy cojudo, mi gato. Tú duermes veinte horas por día. Duerme menos y verás…
–¡Despierta tú, chiquillo loco! ¿Arequipeño? ¡Sólo de nacimiento y allí escarmiento! Yo creo que ni siquiera le gusta la muy exquisita comida del Reino, que prefiere otras… Como el otro patín, ese que hace sus garabatos y se las da de bacán, putamadre ya no me acuerdo cómo se llama… ¡Alzeheimer! ¡Alzeheimer! ¡A mí también a veces se me va la lancha!… Un patín elegante, pitucazo, putamadre, ¿cómo se llama? Allá en tu otra tierra, Marsella la bella, tuvo la concha de decir que la cocina perucha era un montón de aceite y carbohidratos, y que él prefiere la pasta, los tallarines.
–No te pases, gato pendejo, ¡estás hablando del notable Iván Thays!
–Es puro floripondio, pura finta, pura literatura, como la Baily, calichín, dos maleteros mayores de Perú campeón.
–Con todos mis respetos, Rey Mamao, tú no la manyas, ¿qué sabes de poesía, de literatura? ¡El maletero eres tú! ¡Y además ayayero!
–¡Y tú sacolargo! ¡Y borrachín! ¡Mariguanero! ¡De pronto también pastelero! ¡Y chovinista! ¡Sólo te gusta el combo perucho!
–¡Obviamente es el que prefiero, mi gato, luego el combo chino, luego el verdadero combo mejicano, luego el combo franchute, luego el combo italiano y todos los combos del mundo! ¡Y tú con tus caprichitos sólo comes cierta marca de croquetas! ¡No jodas y sigamos hablando de arte! ¡Punto y aparte! ¡Y gracias por preocuparte! ¡Ya no meto perica! ¡Sólo yerba mágica de cuando en cuando, pero, ¿y a tí qué te importa?
–¡Andate a la mierda chiquillo huevón! ¡Chupamedias! ¡Sobón! ¡Felpudini! ¡Franelero!… Si alguna vez fue perucho, el Marqués ya no lo es. El premio Nobel, que yo prefiero llamar la Copa Nobel, le corresponde a Hispania, no al Reino. Acuérdate, chiquillo, estábamos juntos, yo en el pellejo de otro gato, con Olivier en el Luberón, acuérdate, el chino autor de La Montagne de l’âme, Gao Xing Jiang es un chino nacido en la China, escribe en chino su capolavoro, pero el Nobel es atribuído a Francia, por la simple razón quel chinoco tiene nacionalidad franchute, chiquillo loco… ¡El Nobel del Marqués es para España! ¡No para Perú campeón, repito y repito! ¡Abre los ojitos, chiquillo huevón!
–De acuerdo, mi gato. Pero desde el punto de vista del paladar literario, admiro y degusto su arte de la exquisitez verbal, del logos vargasllosiano, su aristocracia en la organolepsia de la palabra y del verbo, eso no puedes reprochárselo, Rey Mamao.
–Pero es abstemio.
–Grave defecto, ¡ja ja ja! Pero no podemos obviar la sutileza, la fineza, la rapidez, el brillo, el soplo épico de La Guerra del fin del mundo por ejemplo… Los grandes frescos pictóricos, psicológicos, sociológicos, lingüísticos… ¡Es nuestro Balzac! ¡Es nuestro Sthendal! ¡Es nuestro Flaubert, mi gato!
–Tu ídolo es capaz de observar a nuestra insigne especie como un entomólogo a los insectos, o como los detallistas especialistas los grandes murales pictóricos de un Diego Rivera, por ejemplo, artista quien por lo demás es su antípoda…
–Que yo sepa, tu ídolo nunca se refiere en detalle, hablando de detalles, a James Joyce, a Robert Musil, a Marcel Proust, a Louis-Ferdinand Céline… Sus maestros directos son Gustave Flaubert y William Faulkner… ¡Y tiene la concha de referirse a tu maestro Henry Miller, pero sólo para maletearlo, hablando de su « vozarrón poético »… De Musil dice, maleteádolo también, que es pesado y aburrido, sin reconocer su deuda con él… Las cuitas del alumno Torless… Die Verwirrungen des Zöglings Törless…y de Céline dice que le da escalofrío el nerviosismo de su magistral puntuación, que por momentos tú tratas de copiar…
–¡No te pases! ¡No la cagues conmigo, Rey Mamao! … ¡Pero no te pases con tus comentarios! ¡Sino te quito tus croquetas marca la chucha del gato!
–¡Y además el Marqués grita los goles de la U y seguramente los del PSG! ¡No grita los goles del Olímpico de Marsella! ¡Ah! ¡Mi más sentido pésame por la desaparición física del gran Bernard Tapie!
–Todos los marselleses estamos muy tristes… ¡Muchas gracielas mi gatubelo! ¡Quedas perdonado por todas las huevadas que has dicho como un gran conocedor, tú que solo sabes de marcas de croquetas ! A ver, a ver, ahora sí te jodí, tú que tanto sabes, que sabes tanto como Wikipedia, ¿por qué el Marqués de Calatrava nunca menciona a Philippe Sollers? ¿Y por qué no le dan el Nobel a Sollers?
–Elemental, mi querido Wattson. El Marqués está en el juego societal, sobre todo con el cuento de la monogamia, mientras que Sollers es otro tipo de jugador, un verdadero jugador, no un sacolargo como tú. La rebeldía ante la maquinita no es nobelizable, por eso no le dieron la Copa Nobel a Henry Miller, ni a Lawrence Durrell, tus otros instructores. La Copa Nobel es el emblema del triunfo estilo occidental, que sólo considera lo bueno, lo mejor, lo primero… Por ese motivo el Marqués no se refiere en absoluto a Sollers, sería como negar una concepción de la vida que no es suya, como negarse a sí mismo en lo esencial, que es la vida misma. Otro detalle que debo repetir, tú estás obnubilado por el mundo de la formas fenomenales, como un cholito mirando un rascacielos en Nueva York, por ejemplo… Tú estás obnubilado por las grandes formas impresionantes, despampanantes e incluso alarmantes, por los grandes frescos externos, por las superficies ultra coloridas, por la gestión como mágica del tiempo y del espacio, por los diálogos telescópicos, en suma por el artificio de su literatura que aplica lo arquitectónico a la forma en la palabra, apunta calichín, a la forma en la palabra… Fíjate en sus autores predilectos… O en los que ignora… ¿Qué dice sobre Jean Genet? ¿Sobre William Burroghs? ¿Sobre Charles Bukowski? ¿Sobre Antonin Artaud? ¿Sobre Baudelaire? ¿Sobre Verlaine? ¿Sobre Nerval? ¿Sobre Jean-Arthur Rimbaud? ¿Sobre François Villon?… ¿Y la comida peruana y específicamente el gran combo arequipeño? ¿Te imaginas al Marqués de Calatrava con polo, bluyín y sayonaras en una picantería popular, tradicional, de Arequipa manta?
–No, ¿y qué? El Marqués es un aristócrata de ropa, cuerpo y alma…
–Aristócrata de cuerpo y alma es Philippe Sollers… En cuanto al Marqués, el mejor atributo que posee, es, precisamente, el gusto y el refinamiento, ¿qué hay de malo en eso?
–Cuando el gran Günter Grass le jaló las orejas por andar proclamando las politicadas de siempre, tu ídolo se tiró al suelo, llorando y suplicando perdón… ¿Y Hölderlin? ¿Y Nietzsche? ¡Es hincha de Wagner!
–¿Y qué de malo tiene ser hincha de Wagner, gato huevón! ¡Yo también soy super hincha de Wagner! ¡El anillo de los nibelungos! ¡El oro del Rhin! ¡La valquiria! ¡Sígfrido! ¡El crepúsculo de los dioses!… Que Nietzsche utilizó como título para una de sus geniales obras… ¡Wilhem Richard Wagner! ¡Tannhaüser ! ¡El holandés volador! ¡Lohengrin! ¡Tristán e Isolda! ¡Parsifal!
–Tu Wagner es como tu ídolo arequipeño… ¡No es un autor! ¡No es un compositor! ¡Es una fábrica! ¡Son dos fábricas! ¡Como tu ídolo Sollers!
–Para el carro, cómo se te ocurre, Sollers es poeta erudito, es autor del mayor poema sinfónico de la lengua francesa… ¡Es otro tipo de fábrica! Aparte de eso, es uno de los mas expertos buzos y escafandreros de las profundidades del alma humana!… Bueno, ya me estoy mamando, Mamao, ya estamos hablando cojudeces para variar, yo cada vez que me echo mis tragos digo huevada y media.
–¿De qué estábamos hablando?
–De que en Perú campeón nos comemos a los gatos… ¿Cómo prefieres ser comido? ¿A la limeña? ¿A la norteña? ¿A la serrana?
–Déjate de cojudeces, chiquillo, no trates de impresionarme.
–He leído con inmenso placer todas sus obras hasta Elogio de la madrastra…
–Cuya timidez y pudibundez decepcionan al conocedor, chiquillo. Las pocas líneas maestras en la importante materia se encuentran en La guerra del fin del mundo, donde asistimos a un sopón criollo practicado por un gamonal con una cocinera, si mal no recuerdo… ¡Ah! Tampoco habla del divino Marqués de Sade… De Klossowski y de Bataille sólo de refilón, y por un asunto de circunstancias… Para el Marqués, todo el placer del mundo se resume a la lectura y, sobre todo, a la orgía perpetua de la escritura… Por eso no valora el arte de Henry Miller, el ínclito escritor de lo más importante que hay en el mundo, es decir el sexo… Dice que su único libro que puede postular a obra maestra es Trópico de Cáncer… Miller no sólo refulge en todas sus novelas, y también en otro généro, como el genial ensayo sobre Rimbaud, El tiempo de los asesinos.
–Exactamente mi gato. Eres muy perspicaz, tu ojo felino es de rayos equis, y constato que tienes tu culturita, como diría el Pakistanés.
–Tampoco, que yo sepa, se refiere a los poetas chinos Li Po, Tu Fu, Wang Wei y tantos otros, los inventores de la pólvora, que Sollers conoce de cerca, de muy, muy cerca… Sírveme una chela de esas que te inspiran, una Leffe de oro.
–¡Los felinos no toman chelas! –salto.
–¡Sirve y no jodas! ¡Salú!
–¡Salú mi gato!
–Al Marqués le gusta la política de los Estates… Juvenal… Gustibus et coloribus non disputandum…
–¡Eso no tiene nada de malo! ¡Los gringos han seducido al planeta! A buena parte del planeta, mi gato, ¡y no cambies de conversación!
–De Hermann Broch, el sublime poeta de Der Tod des Vergil (La muerte de Virgilio), nada de nada. Die Vervirrungen des Zöglings Törless (Las cuitas del alumno Törless), es una obra menor en comparación a La ciudad y los perros, y Der Man ohne Eigenshaften (El hombre sin atributos), un aburrido mamotreto.
–¿Hablas alemán mi gato?
–Mastico siete lenguas modernas y tres antiguas, chiquillo loco.
–¡Ah carajo! ¡Me quito el sombrero! ¡Pero no te las des de bacán porque eres inmortal! ¡Porque eres el gato más consentido de Lambesc! ¡Y porque vives frente a la antigua super residencia, hoy en ruinas, de Madame de Sévigné, la futura Casa de la Cultura del Perú, según la profecía del poeta. Y ya no maletees más a don Mario, que aceptó participar en la Feria del libro virtual de Cajamarca.
–El Marqués de Calatrava la clava, luego se desclava– concluye Mamao.
Lambesc, 13 de diciembre del 2013
(*) Escritor y poeta radicado en Francia.