Editorial

::: 15 RAYAS MÁS AL TIGRE :::

Delitos policiales 2021:

Esto ya no es un secreto para nadie. Al interior de la Policía Nacional, posiblemente igual que en otros organismos e instituciones del estado, impera una suerte de complicidad interna que muchos prefieren llamarla espíritu de cuerpo, gracias a la cual todos los miembros de la institución terminan dándose la mano entre sí. De esta manera, lo que hace Pedro lo sabe Juan y viceversa; pero no todo lo que hacen Pedro y Juan tiene porque saberlo la opinión pública.

Por lo general,  existe una especie de pacto para que cualquier acto de indisciplina o delito común en el que aparecen involucrados policías en actividad, se mantenga en el más absoluto  secreto, sin levantar polvo ni paja. Nadie ha visto nada, nadie sabe nada. Esta es una regla que no está escrita en el papel pero que se cumple bajo palabra y al amparo de un silencio cómplice a prueba de balas.

Solamente cuando las víctimas o sus familiares se arman de valor y denuncian tales hechos ya sea a través de la prensa o ante otras autoridades, recién  se llega a saber toda la verdad. Pero no significa que también se hagan efectivas las sanciones. Un buen número de estas denuncias y procesos de investigación, terminan  archivados dentro de la propia institución o en los fueros del ministerio público y del poder judicial. Hoy por ti, mañana por mí.

La reciente desarticulación de una mafia dedicada al robo y comercialización ilegal de petróleo en el que aparecen involucrados  seis policías en actividad, no es ninguna novedad. Con eso, nadie ha descubierto la pólvora. Hace más de treinta o cuarenta años que esta mafia viene operando impunemente ante la vista y paciencia de propios y extraños.

La modalidad empleada consiste en el acopio sistemático de petróleo de procedencia ilegal que en un primer momento se almacena en depósitos clandestinos y de fachada. Posteriormente, gran parte de este cargamento  es adulterado con aceite de pescado y otros productos químicos de tal manera que de un galón se puedan obtener  dos. Finalmente el petróleo adulterado es ofertado a una  cartera exclusiva de clientes entre los que figuran fábricas pesqueras, grifos y hasta empresas constructoras.  Estamos hablando de un negocio redondo, cuyas ganancias pueden permitir a un policía triplicar en una semana el sueldo de un mes.

Pero la mafia no actúa sola. Requiere del intercambio de favores con otros miembros de la institución, ya sea que estén abajo o muy arriba. Para que el máximo jefe policial de la región Ancash haya sido dado de baja a raíz de lo sucedido, significa que estamos ante una situación bastante complicada y comprometedora. Cuando llueve todos se mojan.

Pero aquí viene la cereza de la torta. Con la reciente captura de estos seis efectivos, la División Policial de Chimbote ha cerrado el año 2021 con más de quince de sus miembros entre rejas o en fuga.  Entre ellos hay oficiales y personal subalterno que se hallan seriamente comprometidos en asaltos a mano armada, secuestro, extorsión, robo agravado y todas las demás modalidades del crimen organizado.

Quince rayas más al tigre no es una situación para  restarle importancia, con mayor razón si ésta afecta de manera frontal la  imagen, la honra y la institucionalidad de la Policía Nacional. Alguien tiene que acabar con esta racha antes que la racha termine con la institución.