El Ministerio del Ambiente declaró este sábado en emergencia ambiental por 90 días el área geográfica de la costa peruana afectada por un derrame de petróleo, en tanto se conocen mayores datos sobre las circunstancias del vertido en el mar cuando se abastecía una refinería operada por Repsol.
El ministro del Ambiente, Rubén Ramírez, encabeza el Comité de Crisis Ambiental y aprobó esta declaratoria para garantizar el manejo sostenible de los territorios afectados desde hace una semana y donde se realizan trabajos de recuperación y remediación del derrame.
El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) verificó la presencia de hidrocarburos en el mar y en la franja de playa en varios distritos de Lima y la vecina provincia del Callao.
De la misma forma, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) comprobó que el petróleo se desplazaba con la corriente en dirección norte, afectando las áreas de la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras en 512 hectáreas y la Zona Reservada Ancón en 1.758 hectáreas.
“El derrame de petróleo crudo constituye un evento súbito y de impacto significativo sobre el ecosistema marino costero de alta diversidad biológica y un alto riesgo para la salud pública”, manifestó la resolución que declara la Emergencia Ambiental.
Desastre ecológico
El vertido de crudo, que hasta el momento afecta a una extensión de cerca de 3 kilómetros cuadrados de playa y mar, se produjo el día 15 cuando un buque petrolero descargaba su crudo en uno de los terminales multiboyas de la Refinería La Pampilla, que Repsol opera en Ventanilla, en la provincia del Callao, la región portuaria aledaña a la capital Lima.
Actualmente, la Fiscalía investiga a los responsables por el presunto delito de contaminación ambiental y el buque Mare Doricum, que descargaba el petróleo, está inmovilizado en alta mar con una carta fianza de 39 millones de dólares.
Repsol indicó el viernes que ha retirado más de 1.580 metros cúbicos de arena comprometida y que cuenta con más de 840 personas capacitadas para esta labor de limpieza, que no calcula culminar hasta fines de febrero, lo que también fue confirmado por el Ministerio del Ambiente.
Por su parte, El Comercio entrevistó a un grupo de veleristas que participaban en un campeonato el día en que se produjo el derrame en las inmediaciones del lugar, pero que abandonaron la competición por falta de viento y oleaje.
El velerista Alec Hughes recordó que sintió un ruido estridente, muy fuerte, que provenía del buque, cuando pasó cerca un grupo de diez veleros navegando rumbo al Callao.
“Fue un sonido metálico, casi como un estallido, y dos minutos después hubo otro. El mar estaba plano, no había oleaje, no había vientos, ninguna condición particular”, declaró Hugues a El Comercio.
Repsol había atribuido al oleaje anómalo a la erupción volcánica en la remota isla de Tonga, lo que según ellos generó el derrame de crudo frente a las costas de Lima y Callao. (EFE)