Señor Prof. Pedro Castillo Terrones, Excelentísimo Señor Presidente de la República. De acuerdo con su recargada agenda, hoy viernes 28 de enero usted debe estar realizando una primera visita oficial a Chimbote, capital de la provincia del Santa y, a mucha honra, uno de los principales puertos del norte del país.
Antes que usted, Señor Presidente, la última vez que un jefe de estado visitó estas arenas fue el 28 de junio del 2018, en el marco de la fiesta patronal de San Pedrito. Entre todos los temas que se abordaron en aquella ocasión, teniendo como escenario el auditorio de la Municipalidad Provincial del Santa, aún retumba en nuestros oídos la solemne promesa que hizo ante las cámaras de televisión el ex mandatario Martín Vizcarra Cornejo al afirmar que antes de fin de año se iba a iniciar la construcción del nuevo Hospital La Caleta.
Han pasado cuatro años y desde entonces el denominado Hospital de Los Pobres sigue funcionando en un viejo local que ya tiene 76 años de antigüedad y que se encuentra completamente desfasado, haciendo honor a esa paradójica denominación. ¿Puede ser justo, señor presidente, que se juegue de esta manera con el clamor y las expectativas de una población?.
Se ha adelantado asimismo que su visita incluye un recorrido por la bahía de Chimbote a efectos de verificar las repercusiones del derrame de petróleo ocurrido la semana pasada en el mar de Ventanilla. Chimbote, en efecto, es un puerto que en gran medida depende de la pesca artesanal y cualquier contingencia que pudiera poner en riesgo esta actividad no deja de ser preocupante.
Pero ya que usted va a recorrer la bahía de Chimbote, sería muy oportuno que se fije detenidamente en la coloración y el olor que despiden las aguas del mar. Hasta hace sesenta años, antes del boom de la industria pesquera, la bahía de Chimbote era un imán para el turismo nacional e internacional, cosa que ahora ya no lo es. Durante todo este tiempo, los desagües industriales y domésticos han sido arrojados directamente al mar y han formado, en el fondo de todo lo largo y ancho de la bahía, una capa de lodo putrefacto de por lo menos cincuenta centímetros de altura. Estamos hablando, Señor Presidente, de una de las tragedias ecológicas más dañinas y perniciosas que han registrado en todo el planeta, con el agravante de haber sido causado deliberadamente por la mano del hombre.
En más de una oportunidad se han formado comisiones de todo nivel y representatividad para proponer la recuperación de la bahía de Chimbote, pero lamentablemente todas estas buenas intenciones han colisionado con la indiferencia de nuestras autoridades locales, regionales y nacionales. Como sabemos, señor presidente, sin voluntad política ninguna gestión pública es posible. Desde este modesto espacio periodístico, nos permitimos proponer a usted la conformación de una autoridad autónoma para que se encargue de viabilizar y hacer realidad la recuperación de este incomparable patrimonio que nos ha dado la naturaleza. Chimbote se lo tendrá que agradecer toda la vida.
Por otro lado, es posible que también le hayan hablado del Proyecto Especial de irrigación Chinecas que ya lleva 35 largos años sin ejecutarse. No obstante que hace 15 años fue transferido a manos del gobierno regional de Ancash, Chinecas se mantiene paralizado y, lo que es peor, sin saber a qué atenerse. El proyecto original consistía en la incorporación a la agricultura de 35 mil hectáreas de tierras eriazas, la generación de 90 mil nuevos puestos de trabajo y el ingreso de mil 300 millones de dólares anuales por concepto de agroexportación.
Lamentablemente todos estos sueños han quedado en el papel. Hasta hoy, lo único que ha hecho el gobierno regional es convertir al proyecto Chinecas en caja chica para el financiamiento de actividades proselitistas. Y no solo eso. Ha sido un mismo presidente regional y algunos alcaldes de la zona, quienes han promovido la invasión y, con ello, el tráfico de las tierras del proyecto.
Con el pretexto de dar una vivienda a quien la necesita, muchas reelecciones se han ganado gracias a estas invasiones. Se calcula en más de 5 mil el número de hectáreas que han sido víctimas de esta voracidad.. ¿Es así cómo se piensa atraer a la inversión privada?. ¿No sería mejor , Señor Presidente, que se considere la posibilidad de que Chinecas regrese a manos del Instituto Nacional de Desarrollo?. ¿Por qué perder más tiempo?.
Para finalizar Señor Presidente, solo nos queda invocar que éstas y otras inquietudes que sin duda llegarán a usted por intermedio de sus asesores, puedan formar parte de su futura agenda de trabajo. En eso confiamos, señor presidente.