Editorial

::: UN CONGRESISTA MENOS :::

El drama de Áncash:

La situación del congresista ancashino Darwin Espinoza Vargas (AP) de por sí es complicada. El delito por el cual está siendo investigado es tráfico de influencias agravado en perjuicio del estado. El Art. 400° del Código Penal  identifica este delito como el aprovechamiento que realiza un funcionario o autoridad pública para obtener un beneficio personal o a favor de terceras personas, todo ello utilizando en forma desleal los recursos que el estado ha puesto a su disposición. La misma norma establece que este delito se sanciona hasta con 8 años de pena privativa de la libertad.

A pedido de la Fiscalía de la Nación, el pasado 2 de junio el juez supremo Juan Carlos Cheldey emitió un fallo que ordena el impedimento de salida del país por nueve meses para Darwin Espinoza y otros congresistas  que integran la bancada de Acción Popular. La medida tiene como sustento las explosivas declaraciones que brindó al Ministerio Público la lobista Karelym López  luego de acogerse al beneficio de la colaboración eficaz.  Con nombres y apellidos, la lobista mencionó a seis miembros de este grupo parlamentario, entre ellos a Darwin Espinoza, de pertenecer a una camarilla denominada “Los Niños”.

De acuerdo con lo que la prensa se han encargado de investigar, este grupo forma parte del  estrecho círculo que rodea al presidente Pedro Castillo Terrones y está directamente comprometido en los casos de corrupción y tráfico de influencias por el que también está siendo investigado el primer mandatario de la nación. Pero ahí no queda todo. Luego de ponerse a derecho tras varios meses de hallarse en calidad dea prófugo de la justicia,  el ex secretario general de Palacio de Gobierno, Bruno Pacheco, se ha encargado de corroborar en todos sus extremos lo declarado por Karelym López, con el único añadido de que “Los Niños” en realidad no son seis, sino doce.

Es posible que la mejor prueba de ambas afirmaciones y asimismo la más clara demostración de  la forma cómo se devuelven los favores políticos, fue la votación de este bloque parlamentario durante el primer intento de vacancia de Pedro Castillo Terrones que tuvo lugar en el Congreso de la República. Al unísono, “Los Niños” votaron en contra de esta propuesta. Por lo demás, como bien sabemos en Chimbote, el hermano del asesor principal del congresista Darwin Espinoza, fue nombrado en el alto cargo de director nacional de pesca artesanal del Ministerio de la Producción coincidentemente a los pocos días de su visita a Palacio de Gobierno. ¿Cómo se puede justificar que un abogado haga las veces de experto en pesca artesanal?. Cuando hay influencias de por medio, todo es posible.

Independientemente de lo que viene sucediendo tanto en el Ministerio Público como en el Poder Judicial, oficialmente se desconoce qué actitud ha tomado o piensa tomar al respecto el Congreso de la República, ahí donde funciona una Comisión de Ética y otra de acusaciones constitucionales. Aunque, valgan verdades, lo que más funciona al interior de ese escenario es aquella vieja ley del “hoy por ti, mañana por mí”.

Pero hay una cosa que también hay que tener en cuenta. Hechos como el que ha protagonizado el congresista Darwin Espinoza no suman, sino más bien restan. Es de suponer que ya debe estar dedicando buena parte de su tiempo a ejercer su defensa y eso, quiérase o no, va a distraer sus obligaciones parlamentarias.  Eso es un punto en contra para Ancash.

Otra de las cosas que han salido a relucir a raíz de esta ingrata circunstancia, es la bipolaridad que caracteriza a nuestra clase política. Mientras fueron candidatos y recorrían los diversos pueblos de la región, los actuales congresistas de Ancash ofrecieron de todo, desde donar su sueldo a los pobres hasta cambiar el mundo. Pero tan pronto como resultaron elegidos dieron un giro de 180 grados y han olvidado por completo todos sus ofrecimientos. El hecho de haber arrojado al tacho de basura la Agenda de Ancash que juraron poner en marcha luego de su juramentación, lo dice todo.

Como si eso no fuera suficiente, también han dejado atrás  su labor de fiscalización dando carta libre para que  el gobierno regional y las municipalidades hagan lo que les viene en gana y hasta malverse los recursos del canon minero, sin temor a que nadie les diga nada. Los cinco días de la famosa semana de representación, por la que el estado les paga 4 mil soles adicionales, ahora se han convertido un placentero tour gastronómico.

Tras haber cumplido un año de gestión y prácticamente con un congresista menos, la representación parlamentaria de Ancash es como si no existiera.