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EN CUENCA DEL RÍO SANTA ESTUDIAN SEGURIDAD HIDRICA Y RETROCESO GLACIAR

Luego de tres años y medio de arduo trabajo científico, el Instituto Geofísico del Perú (IGP), organismo adscrito al Ministerio del Ambiente (MINAM), culminó el proyecto EROS-ISOGLAS/SIGMA (Integrated upstream and downstream thinking to mitigate water security challenges from Peruvian glacier retreat), mediante el cual implementó un laboratorio analítico para el análisis de sedimentos, suelos y aguas, y con el que estudió además cómo el retroceso de los glaciares puede afectar la disponibilidad y calidad hídrica, el transporte de sedimentos y los ecosistemas de montaña, todo ello en función de la percepción de la sociedad.

El proyecto seleccionó como zona de estudio la cuenca del río Santa en Áncash, la de mayor riqueza hídrica en la costa peruana, cuyo caudal se abastece en gran proporción de la cordillera Blanca, la cual es considerada la cadena de montañas glaciar más extensa del planeta y de una alta vulnerabilidad frente al cambio climático. Además de este primer factor, se exploró el rol de los ecosistemas de montaña en la dinámica hídrica de la cuenca en el marco de los Mecanismos de Retribución por Servicios Ecosistémicos (MERESE).

“El proyecto involucra 4 ejes temáticos que han dado lugar a más de 15 investigaciones, entre tesis de pregrado, posgrado y artículos científicos. Si bien la cuenca del Santa y la cordillera Blanca son las más estudiadas por los científicos interesados en conocer los impactos del cambio climático, no se observa que los resultados de las investigaciones sean empleados en políticas públicas para el cuidado, gestión y administración de los recursos hídricos”, indica Sergio Morera, investigador científico del IGP y coordinador del proyecto.

Para la ejecución del proyecto, el IGP contó con la participación del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (INAIGEM) y el Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN), con financiamiento otorgado por el CONCYTEC. Como contraparte, la Universidad de Plymouth (Reino Unido), con fondos de la Fundación Newton, desarrolló actividades complementarias que contribuyeron a conseguir los objetivos planteados.