¡DIOS ACARICIA EL RAYO FINAL!
Por: Juan Teruel F.
Corría el año 1968. Chimbote, vivía al ritmo del Rock, Pesca y el Acero, y después de terminar mis estudios secundarios en el Colegio Nacional San Pedro, me dedique al periodismo.
Esa mañana muy temprano, un vocerillo me despertó. Al asomar por la ventana del segundo piso, vi un grupo alborotado que pasaba. Una joven señora reparo en mí, sin darme cuenta que estaba desnudo
¡He, venga! me llamó y agregó: vamos a ver una sirena que ha aparecido en la Playa.
– ¡Señora, es que yo! Contesté sin al reparar mi anatomía
– ¡No se preocupe! Insistió y se fue.
En aquel desconcierto, corrí a vestirme y en ese lapso sintonicé la radio buscando información. Una emisora local irradiaba; “Esta mañana, muy de mañanita ha aparecido una sirena; ser lobuloso, mitad mujer, mitad pez, en las inmediaciones de la playa que circunda la hermosa bahía de Chimbote. La noticia ha sido divulgada por un operario a quien la ninfa le clavo los dientes en el cuello, al quererla besar en las orillas del mar.”
La noticia me conmociono, debe haber lago de vampirismo para mandar. No será galimine o calipso, con sus embrujos y encantos que ha aparecido en esta playa. Me entraron ideas al conjeturar la historia griega.
Como hombre de prensa habido de noticias llegué al lugar de los hechos. Encontré gran cantidad de curiosos que nunca faltan cuando el caso es insólito. Trate de ubicar a la ninfa, pero, solo el remolino de curiosos tejía sus comentarios en el lugar de la aparición.
En eso, asomó transpirante una gorda excelente, quien sobresaltaba por la emoción, llevándose los dedos en cruz hacia los labios dijo: “¡Por Diosito, yo la he visto! ¡Tiene ojos azules! De color negro verdoso y de la cintura para abajo es, puro tramboyo”.
A muchos se les abrió el apetito; empero influenciados por la curiosidad, preguntamos: Señora ¿Dónde se encuentra?
En la 37 ava. Comandancia en la Plaza de Armas y habiendo una pausa por su agitación añadió asustada “¡Que hacemos Dios Mio!”.
– ¡Vamos a verla!, gritaron los mas exaltados, contagiado pez esa moral fabulesca, encaminamos hacia la Plaza de Armas.
La muchedumbre se dirigió a la Plaza, produciéndose en el trayecto una psicosis general, por que la noticia se había propalado como reguero de pólvora. En pocos minutos la Plaza era un hormiguero humano.
El comandante de la jefatura, con los conocimientos del caso, enfrento a la turba: ¿Señores, que buscan acá?
– ¡Queremos ver a la sirena que ha salido del mar. Pidió la multitud.
– no es posible, aludió el comandante, añadiendo: como esta resfriada la Capitanía, ha ordenado su traslado al Hospital “La Caleta” para su tratamiento, pues tiene inflamada las amígdalas y necesita un afinamiento al sistema fonético, luego culminando su actuación el Jefe Político acoto: “Solo puede decirles, canta muy bonito”
Esto, suscito la inquietud en la muchedumbre.
– ¡Vamos al Hospital! Gritaron los más exaltados, quienes agitándose como las olas que reventar con ásperos estruendos, en la bahía llegaron al nosocomio, pero médicos y enfermeras dijeron: acabamos de tratarla acaban de llevársela en una camioneta, corran está en la subprefectura, el gobierno la reclama.
En la Subprefectura, el secretario al llegar los revoltosos, les comunica: Por orden oficial se la lleva a Lima, esta en el aeropuerto. Cansados por el desasosiego, la globa provida, se aglomeró en la iglesia mas cercana para expiar sus pecados, ante temor a lo desconocido. Temerosos de Dios, muchas poniéndose de hinojos se chancaron el pecho como si fuese un bongo, para invocar su miedo: ¡Señor, sálvanos, de este genio de la muerta! ¡No permitas desgracias! ¡Te prometo que pagaré todas mis deudas!
En esos momentos de angustia y zozobra apareció un ceno dinámico en actitud serena y como cual figura de vidente, con esa elocuencia que les caracteriza, mirando al espacio, les dice: ¡Hermanos míos! Esta llegando la hora siniestra para nuestra humanidad pecaminosa. La gran madre agonía, generatriz de la palabra enigma: muerta están vagando en el vacío de la esperanza ¡Dios acaricia el rayo final!
Nuestro puerto esta verdaderamente pervertido, la envidia los corroe, desde el pelo hasta la suela de su zapato. Odian al que tiene éxito o algún merito personal, destilan más jugo que una serpiente de cascabel cuando hablan, los hombres son más chismosos que los mujeres y las mujeres más chismosas que los hombres, lo que no se puede comprender; por eso merecen un castigo divino por sus iniquidades, se avecina un terremoto que desbastara la Región del Departamento de Ancash, tiempo después el apetito desmedido de la riqueza del Perú, sufrirá la codicia de unos hombres aventurero que vera al Perú como un botín y si no saben defender sus derecho, se hundirán en el abismo del apocalipsis.
Ante esas palabras se envió el soplo del pavor, los mas demudados por la exaltación cubrieron sus miedos penetrando al templo ,acercándose a la mesa eucarística, para devorar a Dios y hacerlo bajar a sus almas como su pacificador supremo, hacerlo descender hasta las monescas de sus corazones, para calmarlos, habiéndose pasar por aquel mar furioso la figura suave del salvador, bendiciendo las olas y diciendo aquellas almas amedrentadas, prendidas de un pliegue de su túnica: gente de poca fe ¿Por qué vacilaos?.
Por la cena la perversión y el engaño, cuando se trata de cumplir tremenda admonición, le falta fuerza, ni lo ensayan siquiera. Las promesas y los valores se desmoronan, cuando se trata de ayudar o cumplir con el prójimo, porque se encierran en su vanidad y egoísmo, como si llevaran consigo el secreto de su corazón. Así es nuestro pueblo.