Por: Juana Janet Peláez Castillo (*)
Según informes de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el agujero en la capa de ozono está comenzando a reducirse y desaparecer gradualmente. Este es más pequeño a diferencia de su observación a finales de la década de 1990 y principios del 2000.
Desde 1970, numerosos aportes de meteorólogos, de notables universidades británicas, detectaron una amenaza ambiental que atentaría a la salud del planeta. Se trataba de un enorme agujero en la capa de ozono, en la Antártida, que significa un adelgazamiento significativo del espesor de dicha capa, y a una menor concentración de gas ozono. Además, se agrega que ese problema no suele ser permanente, sino que generalmente fluctúa con las estaciones.
Ante ello, se manifestó una alarma mundial que llamaba a la urgencia de adoptar el Protocolo de Montreal, que entró en vigor en 1989, para proteger la capa de ozono mediante la eliminación gradual de las sustancias químicas nocivas que la agotan. Gracias a esa medida, de acuerdo al Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copérnicus (CAMS), se espera que el agujero de la capa de ozono se cierre entre 2060 y 2070. De la misma manera, el protocolo y sus enmiendas han ayudado a prevenir hasta dos millones de casos de cáncer de piel al año y han evitado millones de casos de cataratas en todo el mundo.
Según Susan Solomon, investigadora de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica del gobierno de EE. UU., los factores que han permitido este éxito han sido, en primer lugar, que sectores de la población tomaron conciencia del peligro que representaba para la salud humana. En segundo, el avance de la tecnología ha sido de gran ayuda para observar el agujero a través de las imágenes por satélite y, en tercero, que había soluciones prácticas que permitían una intervención.
Aparentemente, la reducción de bromo y cloro, principales contaminantes que degradan la capa de ozono como los clorofluorocarbonos (CFC) y los hidrofluorocarbonos (HFC), ha logrado la disminución del agujero en la atmósfera. Entre ellos, destacan las sustancias químicas procedentes de aerosoles, refrigerantes, pesticidas y disolventes.
Hasta la actualidad, existe un monitoreo y previsión global del ozono con el fin de evaluar la extensión y la progresión del “agujero de ozono”. Por otro lado, también es responsabilidad de la población ser conscientes del impacto si el agujero aumentaría. Para ello, deben evitar los productos químicos que la deterioran.
(*) Estudiante del 5to de secundaria del Colegio Santa Maria de Cervelló.