Clamor ciudadano:
Conforme lo hemos dado a conocer en nuestra edición de ayer, por cada 1500 vecinos de Nuevo Chimbote existe un solo efectivo policial. Pero eso no quiere decir que este miembro de la policía se encuentre dedicado exclusivamente al servicio de la ciudadanía o patrullando la ciudad. Por supuesto que no.
Por lo que vemos a diario, la mayoría de los policías permanece al interior de sus respectivas comisarías realizando labores administrativas y de otra índole, más no participando en las acciones de seguridad ciudadana. Las pocas veces que vemos a un efectivo policial patrullando las calles, podemos advertir con desencanto que lo hacen con la atención puesta en el celular, sin preocuparse en lo más mínimo por lo que suceda a su alrededor. Debe ser por eso que la presencia policial brilla por su ausencia.
Esta circunstancia la conocen muy bien los delincuentes, por eso actúan con total tranquilidad y brutal ensañamiento. Saben que, por lo general, la policía se hace presente en la escena del crimen cuando los hechos ya están consumados y es demasiado tarde. El abominable asesinato de la señora María Luisa Boutellier así lo ha puesto en evidencia. Ocurrió a plena luz del día, en plena vía pública y, para colmo, frente a la puerta de ingreso de una dependencia policial.
Llevados por la impotencia y la angustia de vivir bajo esta cotidiana y creciente amenaza, un numeroso grupo de vecinos de la urbanización Buenos Aires y otros sectores de Nuevo Chimbote, realizaron anteayer un plantón frente a la comisaría del distrito para exigir la captura de los delincuentes y demandar al mismo tiempo una labor más efectiva de seguridad ciudadana.
Este clamor no es de ahora, ni tampoco es aislado; viene de mucho tiempo atrás y hoy se ha generalizado, aunque sin haber obtenido hasta el momento una respuesta proporcional y efectiva. Lamentablemente, la inseguridad en las calles sigue ganando la batalla.
Hemos observado que todos los candidatos que han participado en las recientes elecciones, han incluido en sus ofertas de trabajo el fortalecimiento de la seguridad ciudadana. Es de esperar entonces que aquellos que han resultado elegidos, hagan realidad esta promesa tan pronto como asuman el cargo. No esperemos que se produzca otro asesinato para volver a implorar una mayor seguridad.
Ya se hizo costumbre:
MACHETEROS AL ATAQUE
En lo que ya parece ser una rutina, las personas que se dedican a la extracción ilegal de flora silvestre en el denominado parque metropolitano, han protagonizado hace unos días otro acto de feroz agresión y desafío a la autoridad. Una veintena de ellos, provistos de palos, piedras y machetes han causado serios daños personales y materiales en agravio de los trabajadores de una empresa privada cuyo local colinda con el parque.
Argumentando ser ellos los propietarios de toda esa reserva natral, impidieron con total violencia que una maquinaria pesada realice trabajos de limpieza en el terreno de la empresa, los mismos que han sido autorizados por la autoridad municipal. Víctimas de este irracional ataque fueron la encargada de vigilancia y el operador de la maquinaria. El pesado vehículo también resultó con graves y costosos daños materiales.
No obstante que tres de los atacantes fueron capturados en flagrancia por miembros de la policía nacional, a las pocas horas éstos fueron puestos en libertad como si nada hubiera pasado. No se entiende por eso a qué se debe tanta falta de autoridad.
No se trata solamente de una acción de vandalismo en agravio de la integridad personal. Detrás de todo ello también otro daño. Se trata de pavorosos incendios forestales que continuamente arrasan este lugar afectando a un gran sector de la población y poniendo en peligro el tránsito vehicular.
Como lo han reconocido en más de una oportunidad, estos desastres con causados por los propios extractores ilegales. Siguiendo una costumbre ancestral, son ellos quienes prenden fuego a los tallos de junco, totora y carricillo que quedan a ras del suelo ya que, según su creencia, la ceniza sirve de abono natural para la próxima cosecha. Por desgracia, más de las veces el viento expande el fuego.
Estos hechos, desde luego, son de amplio conocimiento, tanto de la policía ecológica como de la fiscalía de protección del medio ambiente. Sin embargo, todo parece indicar que mientras no haya una sanción ejemplar, estas personas tendrán carta libre para seguir atentando no solo contra el medio ambiente, sino también contra la tranquilidad pública y el principio de autoridad. ¡Qué lástima!.