Faltan apenas unas cuantas horas para que las familias de Chimbote y Nuevo Chimbote se reúnan al calor sus hogares para compartir el mensaje de la Navidad. Es esta una celebración tradicional y universal, con dos mil años de antigüedad, que mantiene fuertemente unido al mundo católico.
Igual que para muchas ciudades del Perú y el mundo, para Chimbote y Nuevo Chimbote la celebración de la fiesta navideña encierra por segundo año consecutivo un significado atípico. La población aún se mantiene tensa, bajo el asedio de uno de los azotes que mayor perjuicio han ocasionado a la humanidad como es la pandemia del covid-19.
Recuperarnos de los efectos de este terrible mal no va a ser fácil, ni tampoco algo que se pueda lograr de un día para otro. La muerte de muchos seres queridos aún oprime el corazón de miles de familias y eso es algo imposible de poder superar. Estamos a punto de ingresar al tercer año de estar soportando la arremetida este acecho y, tal como puede verse, parece que vamos a tener que acostumbrarnos a convivir con este mal.
Pero aparte del irreparable daño causado por la pandemia, en los últimos cuatro años hemos tenido que soportar otra clase de azote, igual de dañino y pernicioso, que indistintamente viene de parte del gobierno regional y de las municipalidades provinciales y distritales. Los escándalos de corrupción y de obras paralizadas o que solo han quedado en primera piedra, se ha mantenido con la fuerza de una constante imbatible. Escándalos y obras paralizadas los hay por todos lados. Son decenas de millones de soles que han sido mal utilizados y que en vez de beneficiar a la población, han terminado más bien por causar un perjuicio irreparable.
En este rubro de frustración figuran proyectos que permanecen abandonados y que solo figuran en el papel, como Chinecas, el nuevo hospital La Caleta, el nuevo local del colegio Politécnico y la hasta hoy quimérica modernización del terminal portuario. ¿De qué desarrollo regional se puede hablar en estas condiciones?.
De la misma manera se suma la conversión del estadio Manuel Gómez Arellano y del céntrico jirón Tumbes, en dos mercadillos más de vendedores informales.
Pero no se puede decir que todo ha sido daño y frustración. La buena noticia fue la firma del contrato de endeudamiento externo entre el gobierno peruano y el banco alemán KfW, el mismo que hará posible la ejecución de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Chimbote y Nuevo Chimbote, P-TAR II.
Las gestiones que han hecho posible la firma de este contrato han estado directamente a cargo del Ministerio de Economía y Finanzas y del Programa Nacional de Saneamiento Urbano del Ministerio de Vivienda, siendo este último el organismo que hará las veces de unidad ejecutora. Conjuntamente con el tratamiento de las aguas residuales con lo último en tecnología, el P-TAR II marcará el inicio del proceso de recuperación de la bahía de Chimbote tanto tiempo esperado. A no dudarlo, esta noticia es un buen regalo navideño.
Si a eso añadimos el hecho que la actividad pesquera está recuperando sus niveles de otros tiempos y que el desempleo generado por la pandemia ha comenzado a disminuir, deseamos que esta noche vamos a poder disfrutar de una feliz navidad chimbotana.