Editorial

EL MURO DE LA DESVERGÜENZA

Av. Costanera:

Matemáticamente hablando, el derrumbe de 24 metros de muro de protección que ha sufrido la avenida Costanera representa  tan solo  el 2 por ciento frente a  los 1200 metros de muro  que abarca la obra. Por lo tanto, no existe ninguna razón para alarmarse según lo acaban de manifestar el ex alcalde Roberto Briceño Franco y su inseparable ex gerente Jesús Rodríguez Fuentes. Según ellos, todo fue culpa del viento, las olas y la arena del mar. Bajo esta lógica, bien pueden derrumbarse dos o más de los pilotes  que sostienen el puente Golden Gate o  desprenderse veinte tuercas de las miles que mantienen de pie a la torre Eiffel…y no pasa nada.

Por increíble que parezca, esto fue lo que sostuvieron ambos personajes en el transcurso de una “conferencia de prensa”, que convocaron para aclarar, según ellos,  las graves deficiencias que presenta esta obra  valorizada en 18 millones de soles, la misma que por lo demás está considera como la obra emblemática de la gestión municipal 2019-2022.

Durante la cita, a la que por supuesto no fue invitado el Diario de Chimbote, ambos personajes  se despacharon a su gusto. Al parecer previo acuerdo,  no se escuchó la formulación de preguntas incómodas.  Todo fue un monólogo, en  lenguaje enrevesado, propio de las películas de Cantinflas,  donde lo único que quedó  en claro  es que ellos no son culpables de nada. La culpa es de las olas.

Durante los últimos cuatro años, ambos profesionales, uno en arquitectura y el otro en ingeniería civil,  han tenido en sus manos la conducción política, técnica y administrativa de la Municipalidad Provincial del Santa; por lo que es inconcebible  esperar de ellos explicaciones totalmente fuera de contexto y de la realidad, sin tener la entereza de asumir  ninguna responsabilidad.

¿Por qué no  dijeron quiénes  exactamente elaboraron el expediente técnico y quiénes lo aprobaron?. ¿Por qué no aprovecharon la oportunidad para dejar en claro  quiénes seleccionaron al contratista y cuáles son las razones por las que la obra se encuentra paralizada, aparentemente sin existir de por medio la obligación de pagar penalidades?. Finalmente ¿por qué se burlaron de Chimbote haciéndole  creer a la población  que la obra iba a quedar concluida a más tardar el 6 de agosto del año pasado?. Aún así tuvieron la osadía de terminar su perorata recomendando a las actuales autoridades municipales a “leer la ley” antes de intentar cualquier pronunciamiento.

Con ese mismo ímpetu, debieron aclarar porqué la remodelación  de la avenida Pardo se mantiene abandonada igual que alrededor de otras quince obras que han quedado solo en primera piedra.

Como sucede cada vez que nos ocupamos de esta laya de escándalos, nuestra interrogante final  es ¿por qué la Fiscalía de Prevención del Delito no puede intervenir de oficio? Si esto se deja pasar por alto, entonces cualquier alcalde va a tener las puertas  abiertas para dejar más obras inconclusas y en primera piedra, sin que ninguna autoridad se atreva a aplicarle el peso de la ley. Por lo que se ha podido ver, el muro de protección de la avenida Costanera es una inaceptable desvergüenza.  Alguien tiene que salir en defensa de la ciudad y evitar que continúen burlándose de Chimbote.