Editorial

CHINECAS, EL PROYECTO DEL HORTELANO

https://drive.google.com/uc?export=view&id=1yvnS9_hwVX7q-gYHWlYHrF7xIy95v1sZ

Ironías de la vida:

En una acción hasta hoy sin precedentes,  la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental del Distrito Fiscal del Santa dispuso no solamente el  desalojo sino también la destrucción de las instalaciones de una planta minera que desde hace varios años  venía operando en forma ilegal en terrenos de propiedad del proyecto de irrigación Chinecas, esto es en la zona conocida como Pampa Colorada cercana a la ciudad de Casma.

Días antes, algo similar se produjo en la playa Las Gemelas del Puerto de Casma, donde las autoridades recuperaron once hectáreas de propiedad de Chinecas que habían sido invadidas por un empresario del lugar. Contra todo lo que muchos no creían ni esperaban, en ambos casos por fin se impuso la ley.

La recuperación de miles de hectáreas de propiedad de Chinecas que se encuentran en poder de invasores, es en realidad una cartera legal bastante pesada que, claro está, algunas autoridades y los propios funcionarios del proyecto irrigador no quieren cargar sobre sus hombros. Sus razones tendrán. De ahí que, cada vez que se habla de la recuperación de estas tierras, es hablar de un imposible. Los invasores de Chinecas, cuyo número se calcula en más de tres millares,  en su mayoría todavía mantienen la condición de intocables. Siguen en posesión de las tierras, como si nada estuviera pasando.

Ha sido a raíz de esta  drástica acción de desalojo, que recién se puede pensar en la posibilidad de cambiar la historia.  Pero una cosa es indiscutible: si desde un principio las autoridades hubieran actuado como lo acaban de hacer en Pampa Colorada y en la playa Las Gemelas,  estamos seguros que ni una sola hectárea de Chinecas estaría hoy en día en poder de invasores. Otra sería la suerte del proyecto y otra sería la situación económica de las provincias del Santa y Casma.

Pero así como  no se puede seguir llorando sobre leche derramada, tampoco se puede  cerrar los ojos a la realidad. Desde su creación hace treintaicinco años, Chinecas continúa siendo un sueño todavía muy lejos de convertirse en realidad. La idea de hacer de Chimbote y Casma en un gran emporio de la agro exportación, sigue siendo eso y nada más: una simple idea.

Con la misma decepción, tenemos que aceptar lo imposible que es por ahora crear más de 100 mil puestos de trabajo directo  y generar otros beneficios colaterales. En tales condiciones, hablar de Chinecas es hablar de una utopía. Duele y cuesta aceptarlo, pero por ahora esa es la pura realidad. No se puede seguir soñando.

Aún así, detrás de todo esto hay algo que llama muy seriamente a la reflexión. El terreno que estuvo ocupando la minera ilegal volverá a ser un descampado inerte y desolado, sin recibir una sola gota de agua y sin dar vida a ninguna plantación. El terreno desocupado ya no volverá a ser la fuente de sustento para las familias que dependían de esa actividad.

Por una de esas ironías que palpitan a flor de tierra, ante este controvertido escenario Chinecas podría estar haciendo las veces del perro del hortelano. En vez de generar ocupación está generando desocupación. No produce, ni deja que otros produzcan. Ironías de la vida.