Editorial

¿QUIÉN INVESTIGA A LOS INVESTIGADORES?

Las  órdenes se cumplen sin dudas ni murmuraciones porque el superior que las imparte es el único responsable. Más allá de un proverbio cualquiera, así de clara y contundente  reza una de las reglas que norman la cadena de mando de las instituciones militares, entre las que por supuesto se encuentra la Policía Nacional del Perú. Ningún miembro de la institución puede realizar una labor sin conocimiento ni autorización de su jefe inmediato o de los más altos mandos de este cuerpo policial.  Mejor dicho, ningún policía puede dispararse por su cuenta.

Decimos esto porque, de acuerdo con una información aparecida en nuestra edición del sábado último, de un tiempo a esta parte se ha podido advertir la presencia de varios miembros del Departamento de Investigación Criminal, DIPINCRI,  realizando el servicio de vigilancia en la puerta de bancos y otras instituciones financieras de Chimbote y Nuevo Chimbote.

Esto desde luego no tendría nada de particular si no fuera porque, de acuerdo con la Ley 31570, este cuerpo policial especializado está adscrito al Ministerio Público. Su obligación connatural es investigar y corroborar o descartar, según sea el caso, las denuncias que se ventilan en este órgano jurisdiccional. Y de acuerdo con la referida ley, esta es una labor a dedicación exclusiva.

Por lo demás y hasta donde se tiene conocimiento, la labor de vigilancia de las instituciones bancarias y financieras  está exclusivamente en manos de otro cuerpo policial como es Las Águilas Negras; no entendiéndose claramente el porqué de esta duplicidad de funciones. Eso solo podría explicarse siempre y cuando la orden provenga de los más altos mandos de la institución o en su defecto que se trate, más exactamente, de una disposición de carácter político asumida por el Ministerio del Interior.

Por un lado, todo esto se produce en momentos en que el número de asaltos a clientes bancarios aumenta en forma preocupante. A plena luz del día, son varios los empresarios, jubilados y amas de casa que sufren bajo amenaza de muerte el  despojo  de fuertes sumas de dinero. Estos asaltos tienen lugar tan pronto como las víctimas se retiran del banco o están a punto de llegar a sus domicilios. Eso significa que la información que manejan los delincuentes aparentemente es más efectiva que aquella que maneja la  policía.

Por otro lado, y esto también es motivo de mucha preocupación, existen en el Ministerio Público numerosas carpetas fiscales que, valga la redundancia,  están encarpetadas hace mucho tiempo, precisamente por no haberse concluido el proceso de investigación o haberse realizado una investigación defectuosa. Denuncias de corrupción por obras públicas fantasmas y/o paralizadas, se mantienen congeladas año tras año  para beneplácito de los funcionarios acusados. Siendo así, ya es hora que alguien tenga que investigar a los investigadores.