Por Jessica Luna (*)
El nefasto gobierno de Pedro Castillo nos tuvo con el agua al cuello, a punto de ahogarnos en un terrible temporal. Destrucción de la tecnocracia, corrupción, incapacidad para resolver los problemas del ciudadano, retroceso de la inversión privada y aumento de la pobreza.
Hoy ya el agua nos llega a la cintura, no estamos salvados, pero claramente estamos en una mejor situación. No obstante, estamos navegando sin rumbo, no existe una visión estratégica clara de cómo recuperar el crecimiento económico y luchar contra la pobreza. Estamos solo flotando.
Hemos retrocedido en la lucha contra la pobreza, que en 2022 aumentó 1.6 puntos porcentuales, alcanzando al 27.5% de la población. Son 9.2 millones de personas en condición de pobreza, 682,000 más que en 2021.
Además, el PBI ha ido perdiendo dinamismo, con un crecimiento de apenas un 2.7% en 2022. En el primer trimestre de este año cayó un 0.4%, la primera contracción trimestral desde 2020, lo que se explica principalmente por una caída del 12% de la inversión privada. En producción, entre los sectores con menor dinamismo esta construcción, que cayó un 11.5%, mientras que minería e hidrocarburos solo creció un 0.4%.
Las proyecciones para 2023 no son alentadoras. Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), la economía crecería un 2.6%, pero la inversión privada caería un 0.5%. Sin embargo, analistas privados como Apoyo Consultoría proyectan que la economía peruana solo crecería un 1.7%, con una caída de la inversión pública y privada del 2% y el 5%, respectivamente.
Así, nuestra economía está débil y con una inversión privada que no despega, por lo que no podremos generar empleo ni mejorar los ingresos de las familias peruanas. A ello se suma la alta inflación, que reduce el poder adquisitivo y golpea sobre todo a los más pobres.
El Gobierno de la presidenta Boluarte es, sin duda, una mejora respecto de lo anterior, la vuelta de la tecnocracia es lo más destacable, pero se requieren mensajes y acciones claras del rumbo del país. ¿Qué se necesita?
Primero, un compromiso firme con la inversión privada y el destrabe de proyectos. Este es el motor de la economía y el empleo formal. Hace mucho no hay anuncios de grandes proyectos de inversión.
Segundo, dejar claro el rol subsidiario del Estado. El Estado no es la solución, la historia nos lo recuerda con innumerables ejemplos de fracaso de la actividad empresarial estatal y se persiste en ello en sectores como hidrocarburos.
Tercero, impulsar los motores del crecimiento y desarrollo como la minería, el agro y el turismo.
Cuarto, se necesita un Estado que cumpla su rol y sea eficiente invirtiendo los recursos recaudados por impuestos, canon, regalías en mejores servicios públicos para la población. Un Estado articulado (Gobierno central, gobernadores y alcaldes) que invierta ese dinero en el cierre de brechas de acceso a servicios básicos (salud, educación, agua y saneamiento) con metas claras y rendición de cuentas del avance.
Se tienen 3 años por delante y se debe gobernar, no se puede seguir a la deriva. Se requiere que definan con firmeza y claridad el rumbo del país.
(*) Publicado en Junio 09, 2023 / Semanario Comex 1168