Editorial

65 AÑOS SIN OBRAS DE DESARROLLO REGIONAL

Increíble pero cierto:

Sin la fanfarria y sin las portátiles que hoy abundan, el 21 de abril de 1958 la desaparecida Corporación Peruana del Santa inauguró en forma simultánea la Central Hidroeléctrica del Cañón del Pato y la Planta Siderúrgica Sogesa (Siderperú), obras que, conjuntamente con el Terminal Portuario,  fueron ejecutadas por este organismo y hasta hoy son capaces de generar empleo y desarrollo sostenido. Han transcurrido 66 años y desde entonces, en toda  la región Ancash no se ha vuelto a ejecutar ninguna otra obra de tal magnitud y envergadura. Increíble, pero cierto.

Creada en mayo de 1943, como organismo adscrito  al entonces Ministerio de Fomento y Obras Públicas, la Corporación Peruana del Santa está considerada, para orgullo de Chimbote, como la primera experiencia de gobierno regional descentralizado que ha tenido el país. Su ámbito comprendía la cuenca hidrográfica del río Santa y gozaba de autonomía administrativa. Todas sus iniciativas se hicieron realidad.

Con una envidiable visión de futuro y en tan solo 30 años de fructífera existencia, la Corporación desarrolló una labor sin precedentes. Aparte del Terminal  Portuario, Sogesa y la central del Cañón del Pato, la Corporación implementó la primera cadena hotelera nacional, con miras a albergar la afluencia del turismo interno y receptivo. Esta cadena, concebida en forma estratégica,  la integraron los hoteles Turistas y Monterrey de Huaraz; Chimú de Chimbote y de La Posada de Huarmey.

Otras de sus obras fueron los cinco barrios fiscales y el Vivero Forestal, cuya importancia y trascendencia hablan por sí solas. De no haber sido liquidada en 1974 por el gobierno militar, con toda seguridad que la Corporación  hubiera concluido el gran proyecto de Irrigación Chao, Virú y las Pampas de Chimbote, que figuraba en sus planes de trabajo.

Por eso,  cada vez que nos ocupamos del Gobierno Regional de Ancash, es imposible eludir el tema de la Corporación Peruana del Santa. Con más de 30 años de existencia y con todos los recursos económicos de los que dispone, incluyendo el canon minero,  la labor del gobierno regional está muy lejos de compararse con la obra realizada, exactamente  en este mismo  periodo de tiempo, por la añorada Corporación Peruana del Santa. Es imposible por eso que, ante esta descomunal evidencia, sigamos con los ojos vendados, escuchando la letanía, ya burlona e irreverente,  de los gobernadores regionales.

Al menos en el caso de Ancash, la palabra  desarrollo regional ha dejado de ser un concepto y una norma de gestión pública,  para convertirse en objeto de especulación política y demagogia del más bajo nivel; algo de lo que solo se escucha en campañas electorales y en improvisadas ruedas de prensa que solo sirven para la foto y nada  más.

Muestra de ello es lo que ha sucedido con Chinecas.  Ante la más absoluta falta de capacidad y sin saber ni por dónde empezar, la actual gestión regional le ha pedido a Proinversión hacerse cargo de la elaboración de este antiguo proyecto de desarrollo regional. Esta es una clásica forma de lavarse las manos y sacar el cuerpo. Con este, ya van 65 años que Ancash no disfruta de una nueva obra de desarrollo regional.