Editorial

PURO MISTERIO, NADA CONCRETO

Hospital El Progreso:

Ya lo hemos dicho en más de una oportunidad. Desde que empezó a ejecutarse, hace ya dos años, la obra del hospital El Progreso no solamente ha pasado por dos licitaciones y por las manos de dos empresas contratistas. También se mantiene paralizada por segunda vez, con tan solo el 10 por ciento de avance, no obstante  haber demandado al estado un desembolso que supera los 40 millones de soles por concepto de adelanto. Pero eso no es todo. Empantanada como está, en medio de todas estas  peripecias,  actualmente la obra se mantiene a merced de sucesivas y misteriosas postergaciones que, por respeto a la Nación, ya exigen una inmediata y  necesaria aclaración. Con la salud de la población, no se juega.

El pasado 9 de abril, luego de anunciarse oficialmente la segunda paralización, los dirigentes de doce asentamientos humanos que se hallan en el radio de cobertura del hospital, se vieron en la obligación de viajar a Lima para buscar la intermediación del congresista Elías Varas Meléndez. El propósito era llegar hasta las altas esferas del Organismo Supervisor de Contrataciones con el Estado, OSCE, para que éste a su vez exija a la unidad ejecutora de la obra, el Programa Nacional de Inversiones en Salud, PRONIS, la verdad de todo lo sucedido.

Los organismos del Estado están para eso. Para dar la cara, para solucionar problemas y salvaguardar los intereses de la población nacional. Sin embargo, ha pasado mes y medio desde que los dirigentes vecinales realizaron este sacrificado viaje, sin que hasta hoy el OSCE y menos el PRONIS, se hayan molestado en dar una respuesta.  Como se puede ver, todo indica que la voz del pueblo es lo que más incomoda, pero también lo que menos interesa, a ciertos organismos del estado.

En el momento que el segundo contratista de la obra, Consorcio Salud Progreso, anunció la nueva paralización, lo hizo argumentando que el concreto utilizado por el primer contratista en la construcción de los muros de cimentación, aparentemente no reúnen la calidad reglamentaria. Siendo así, ésos tendrían que ser demolidos y volverse a construir, ello para no poner en grave riesgo la estructura del futuro hospital.

La pregunta que se cae de madura es: ¿por qué esta deficiencia pudo pasar desapercibida en el proceso de la convocatoria y el otorgamiento de la segunda  buena pro? ¿Ni PRONIS ni Consorcio Salud Progreso, lo advirtieron?. Sería imperdonable que se haya cometido dos veces el mismo error.

Otro de los misterios que flotan en el ambiente es  ¿cómo PRONIS pudo haber aceptado, de parte del segundo  contratista, la presentación de un fideicomiso  a modo de carta de garantía, por 31 millones de soles, expedido por una cooperativa de ahorro y crédito cuyo capital es de apenas 600 mil soles?.

En medio de todos estos  misterios, los primeros días mayo se creó el Comité de Monitoreo del Hospital El Progreso, presidido por la vice gobernadora regional y conformado por representantes de la comunidad. Según se ha dicho, el objetivo de este comité es realizar una labor de vigilancia y seguimiento del proceso de ejecución de la obra, para ponerla a salvo de nuevos y costosos contratiempos.

Pero para que el Comité pueda ejercer esta labor de vigilancia,  necesita de una resolución de reconocimiento expedida nada menos que por el PRONIS. A pesar de haberse ofrecido que dicha resolución  iba a ser aprobada el 17 de mayo, hasta hoy no se ha vuelto a saber nada de ese ofrecimiento. El Comité de Monitoreo, continúa pintado en la pared. Otro misterio por resolver.

Dentro de quince días, se van a cumplir dos años desde que se inició la construcción del hospital, sin que hasta este momento exista nada concreto. Sin ánimo de echar más leña al fuego,  somos de la opinión que el mejor regalo de aniversario sería que el gobierno aclare lo antes posible todos los misterios que rodean a esta obra. 80 mil pobladores están a la espera de algo concreto.