El ex alcalde provincial Roberto Briceño Franco ofrece declaraciones en un video colgado en la redes sociales, a través del cual pretende sacar cuerpo de las grotescas deficiencias que exhibe la obra de la avenida Costanera, emprendida durante su gestión. Por lo que se puede ver en varios pasajes del video, también se esfuerza por dar clases de gestión pública y diseño arquitectónico.
Abandonada como está y cayéndose a pedazos, para la lógica del arquitecto Briceño, la avenida Costaneras es una obra que aún no recepcionada y, mientras no sea recepcionada, es una obra que se encuentra en ejecución. Sin embargo, lo que no ha dicho, o lo que no se atreve a decir, es que actualmente el almacén de la obra está convertido en un corral donde se crían patos, gallinas y otros animales domésticos. ¿Cómo creerle entonces que la obra se encuentra en plena ejecución?.
Con una falta de respecto al intelecto de la ciudadanía, el ex alcalde provincial ha expresado textualmente que “la Costanera tiene 2 kilómetros, han fallado 50 metros y puede seguir fallando porque (aparentemente por parte de la actual gestión) no se está viendo nada”. Se refiere a la estrepitosa caída de 50 metros del muro de contención, precisamente por no haberse previsto la colocación del respectivo enrocado. Pero, lo que no dice, es que fue durante su gestión cuando se aprobó el expediente técnico y se firmó el contrato de la obra, sin que, en ninguno de estos documentos, se mencione para nada el enrocado.
Lo único que ha dejado en claro el video, es la exigencia del ex alcalde Briceño para que la actual gestión asuma los gastos que demanda la corrección de estos errores y que lo haga apelando al consabido sistema de los adicionales de obra. Esto no es otra cosa que, con el pretexto de reiniciar obras paralizadas y mal ejecutadas, se exija al estado el pago adicional de estos errores.
Por respeto al pueblo de Chimbote, creemos que lo correcto sería que el arquitecto Briceño, con toda la capacidad profesional que le asiste, pudiera responder las denuncias técnicas que han formulado los miembros del Colegio de Ingenieros. Y con esa misma capacidad, responda al menos por razones de ética, las graves observaciones que ha formulado la Contraloría General de la República. El costo de la avenida Costanera no solamente es económico sino también altamente social.
La población de Chimbote necesita una explicación clara y responsable acerca de lo que viene sucediendo con esta obra, en la que estado ha invertido 18.8 millones de soles y cuya terminación fue anunciada, con brindis, bombos y platillos, para agosto del año pasado. Miles de pobladores y la ciudad misma, se sienten frustrados de poder beneficiarse con esta inversión.
La misma explicación, se espera con relación a la obra de la avenida Pardo; pues por primera vez en su historia, Chimbote va a pasar la fiesta patronal de San Pedrito brindando, ante propios y extraños, el mismo aspecto de una ciudad bombardeada. Tal vez eso explique por qué, en uno de los pasajes del video, el arquitecto Briceño le recomienda al actual burgomaestre a “no dejarse llevar por sobones y más bien pensar en la ciudad”.
A ese paso, da la impresión que el alcalde Briceño se regocija de ver a Chimbote convertida en una ciudad arrasada, con obras abandonadas y a medio concluir. Aparte de las avenidas Pardo y Costanera, en la misma condición están la avenida Brea y Pariñas, el estadio El Polvorín, la obra de agua y desagüe de Vinzos, el complejo deportivo San Juan, la pista de ingreso a Cascajal, el puente peatonal entre el mercado La Perla y el centro comercial Mega Plaza. No seguimos con la enumeración porque, aparte de humillante, la lista es larga.