Editorial

HUELE A ENTREGUISMO

Futuro de Chinecas:

Esto ya no es un cuento. Esto ya es historia. El 22 de marzo del 2022, los dirigentes de la Junta de Usuarios del Canal IRCHIM (Irrigadora Chimbote), denunciaron in situ la presencia de un enorme dique de concreto, construido unilateral e inconsultamente en medio del cauce del rio Santa por el proyecto liberteño Chavimochic.

Como ha quedado  plenamente corroborado, el objetivo del dique es asegurar, con la debida anticipación, la captación de un mayor volumen de agua, hecho que por supuesto habría servido de fundamento para el reciente destrabe de la III Etapa de Chavimochic.

Desde entonces,  con la solitaria excepción de los dirigentes agrarios de Irchim y de este medio de comunicación, ninguna de las demás instituciones y organismos  comprometidos han sido capaces de expresar una sola palabra al respecto. Por obvias razones, el proyecto Chavimochic ha sido el primero en guardar el más hermético silencio.

Pero, cuando se esperaba que el gobierno regional  de Ancash y el proyecto especial Chinecas  iban a salir en legítima defensa de lo que representa su más preciado patrimonio, hasta hoy no se han atrevido a decir una sola palabra relacionada con la presencia del dique.

Por último, la Autoridad Nacional del Agua, cuya sede local se encuentra en Nuevo Chimbote, tampoco ha formular ningún pronunciamiento  en su condición de organismo oficial directamente comprometido. Lo que antes parecía  complicidad, ahora huela a entreguismo.

Sorprende por eso, que, recién después de 15 meses de haberse denunciado esta construcción ilegal,  la ministra de Agricultura,  Nelly Paredes, haya ofrecido a los dirigentes de IRCHIM el envío de un equipo de técnicos para que, al parecer,  verifiquen la presencia del dique y  levanten un informe. Lo que no entendemos es porque, en lugar de enviar un equipo de funcionarios que laboran en su propio portafolio, la ministra ha optado por enviar un equipo integrado por funcionarios de la Autoridad Nacional del Agua, cuya imparcialidad es en este momento objeto de fundado cuestionamiento.

Otra de las inquietudes que los dirigentes de IRCHIM  han dado a conocer a la ministra  Paredes, se refiere a la necesidad de aclarar si, en realidad, el gobierno regional de Ancash está facultado  para realizar una gestión de tanta trascendencia, como es la firma del convenio con Pro Inversión para realizar, nuevamente a partir de foja cero, los estudios  para el relanzamiento del proyecto especial Chinecas. De no ser así, el sueño de un nuevo Chinecas terminaría por esfumarse un tiempo más.

Las inquietudes relacionadas con la distribución de las aguas del río Santa y la ejecución de Chinecas, traen a su vez otros recelos que también son historia reciente.  Varios asesores en temas agrarios y de irrigación, que trabajan para el gobierno regional de Ancash, realizan simultáneamente la misma función  en el proyecto  Chavimochic,

En mayo del 2018, el entonces gerente de Chinecas, Edilberto Ñique Alarcón, convocó a su despacho  a los invasores de las 308 y 217 hectáreas  de propiedad del proyecto. Pero no lo hizo para exigirles que desocupen las tierras, como era su obligación, sino más bien para expresarles todo su apoyo. Luego de eso, retornó a su cargo de gerente en Chavimochic.

Asimismo, a comienzos del año pasado, los dirigentes de IRCHIM abandonaron una mesa de trabajo convocada por los funcionarios de Chinecas, al advertir la presencia en esa reunión de un asesor del gobierno regional de Ancash, que al mismo tiempo era asesor  del gobierno regional La Libertad.

Por  último, conforme como lo hemos dado a conocer en nuestra edición de ayer, los dirigentes agrarios de Irchim han cuestionado que el convenio suscrito entre Pro Inversión y el Gobierno Regional de Ancash, para sustentar la factibilidad de Chinecas, tenga como fundamento un estudio elaborado  por  Amílcar Gaita Zanatti, ex gerente de Chavimochic, quien por toda justificación ha dicho “Yo trabajo donde me pagan”. ¿Todo esto es pura coincidencia, o es que estamos ante un entreguismo, urdido con premeditación, ventaja y alevosía?