No basta con hacer correctivos:
En declaraciones publicadas hace unos días por el Diario de Chimbote, el alcalde de la municipalidad provincial del Santa, Luis Gamarra Alor, ha confirmado con mucho pesar tres grandes verdades, las mismas que extraoficialmente ya se conocían desde hace seis meses, cuando la obra de la avenida Costanera empezó a derrumbarse por su propio peso.
Primero: para evitar que esta obra valorizada en más de 20 millones de soles continúe cayéndose a pedazos, es indispensable el tendido de un enrocado o muro de contención; pero no solamente de 50 metros de largo, como ingenuamente lo propone la Contraloría General de la República. Para que la obra adquiera seguridad y no tenga problemas en el futuro, el enrocado debe tener como mínimo 300 metros de longitud.
En segundo lugar, el burgomaestre también ha confirmado que, por absurdo que parezca, el tendido de esta infraestructura, básica e imprescindible, no figura en el expediente técnico, debiendo por lo tanto ser objeto de un nuevo expediente y no de un simple retoque o correctivo, menos aún de un adicional de obra.
Pero como tercer punto, Gamarra Alor ha dado a conocer, sin titubeos, algo que, también desde hace seis meses, todo Chimbote estaba esperando escuchar. Textualmente, el alcalde ha manifestado que su gestión asumirá estas reparaciones “sin perjuicio de adoptar todas las acciones que correspondan para sancionar a los responsables de las omisiones”. Si esto fuera así, le tomamos la palabra.
Ya en agosto del año pasado, la Contraloría General de la República, lo mismo que expertos locales en ingeniería y arquitectura, habían advertido la inexplicable falta del enrocado. Aún así, ni la gestión anterior ni el contratista de la obra, se dieron por aludidos.
En ese sentido, no deja de causar extrañeza que la elaboración del expediente técnico de la avenida Costanera, una obra de enorme connotación para la ciudad de Chimbote, haya sido encargada por la gestión anterior a una empresa consultora con domicilio en la ciudad de Huaraz. Y no es que en Huaraz no existan profesionales capaces de hacer este trabajo tan especializado. Los hay. Pero son los profesionales de Chimbote quienes están estrechamente vinculados con la realidad local y con las aspiraciones de la ciudadanía. Ergo, la elaboración del expediente técnico debió estar a cargo de profesionales chimbotanos.
Se sabe asimismo que, antes de emprender la elaboración de este documento, es indispensable hacer consultas a instituciones y a la propia población, asimilando en lo posible toda opinión o sugerencia que coadyuve a la correcta ejecución de la obra. Quienes ha elaborado el expediente, no se han tomado la molestia de tener en consideración estas acciones previas y ahí está el resultado.
Si, como ha dicho el alcalde, se tendrá que sancionar a los responsables, en buena hora. La sanción dejaría por sentado un gran precedente. Antes de firmar el contrato de obra y de recibir el adelanto, otros contratistas primero tendrán que leer bien el expediente, antes de meter las cuatro y frustrar las expectativas de una ciudad.
Por lo demás, si la OSCE, el SEACE y la Fiscalía de Prevención del Delito se lo propusieran, hace rato que la sanción por los daños de la avenida Costanera ya se hubieran aplicado, merecida y ejemplarmente.