70% de incapacidad:
Si nos acogemos a la confiabilidad de los pronósticos que han adelantado organismos científicos nacionales e internacionales, es de esperar que en el transcurso del próximo verano la confluencia de los fenómenos El Niño Costero y El Niño Global, desate la ocurrencia de desastres naturales con una intensidad y severidad muy por encima de lo acostumbrado.
En atención a esta eventual ocurrencia, el gobierno central, a través de los gobiernos regionales y locales, no solamente ha impartido instrucciones precisas para prevenir y contrarrestar tales calamidades. También ha destinado un presupuesto millonario, con nombre propio, para ser empleado exclusivamente en acciones de prevención y defensa.
Sin embargo, cuando faltan escasos meses para que esta amenaza se convierta en realidad, todo parece indicar que el país no está preparado para enfrentar, en igualdad de condiciones, la arremetida de estos desastres naturales.
En un informe titulado “Gestión de Riesgo de Desastres Ocasionados por los Fenómenos Naturales y Climáticos 2023” la Contraloría General de la República ha señalado, con pelos y señales, que más de 75 por ciento de los organismos e instituciones que conforman el aparato estatal, hasta este momento no tienen planes de prevención, ni de respuesta, ante la ocurrencia de los daños que podrían ocasionar ambos fenómenos naturales. Y si los tienen, estos planes estarían fuera de la realidad, completamente desactualizados, y no garantizarían ninguna respuesta satisfactoria ante la magnitud de los daños que amenazan ocurrir.
Pero eso no es todo. En una reciente intervención difundida a nivel nacional, el titular de la Contraloría, Nelson Shack Yalta, ha dicho que, de todo el presupuesto que tienen en este momento el gobierno central, así como a los gobiernos regionales y municipalidades del país, para las tareas de prevención y defensa, hasta la semana pasada solo han ejecutado el 6.7 por ciento. Eso quiere decir que la gestión de prevención ante los desastres que pueden ocasionar los fenómenos El Niño Costero y El Niño Global, hasta hoy esa gestión es un desastre.
Por razones históricas y geográficas, sabemos en demasía que la región Ancash es una zona altamente vulnerable cada vez que se presentan estos fenómenos, los mismos que ahora son previsibles, y de la misma manera ante otros desastres naturales que nunca se saben cuándo pueden ocurrir.
Lo que sí sabemos es que estas desgracias, nunca vienen solas. Detrás de ellas viene una secuela de plagas y epidemias, que causa tanto o más daños que los propios desastres, ya que casi siempre ponen en grave riesgo la salud y la vida de los habitantes. Las consecuencias que viene causando el dengue en estos días, es una prueba de ello.
Otra de las consecuencias que traen consigo estos desastres naturales es la consabida destrucción de la infraestructura vial, el aislamiento de ciudades y la rotura de las cadenas de producción y comercialización, todo lo cual afecta severamente la economía local, regional y nacional.
Cuando faltan escasos meses para la llegada del verano y cuando todo hace presagiar que ambos niños van a juntarse para hacer de las suyas, es realmente motivo de mucha preocupación que el 75 por ciento de los organismos del gobierno central, gobiernos regionales y gobiernos locales, hayan ejecutado apenas el 6.7 por ciento del presupuesto que tienen en sus manos para la prevención de desastres naturales. Es decir, estamos ante un verdadero desastre.