Editorial

UN DESASTRE LLAMADO HOSPITAL SAN JACINTO

El pasado 21 de agosto, un equipo de inspectores de la Contraloría General de la República, acudió hasta el lugar donde se viene construyendo el hospital  o centro de salud de San Jacinto, una obra que los pobladores del valle de Nepeña  han reclamado y esperado por muchos años, pero que actualmente se encuentra paralizada.

El objeto de  los inspectores de la Contraloría era constatar y levantar  in situ un informe  detallado acerca de la situación por la que atraviesa esta obra, que ya lleva más de cinco meses sin dar señales de vida. La construcción del hospital se inició en octubre del 2022, gracias a un presupuesto de  50 millones 473 mil soles  aportados por la Autoridad para la Reconstrucción con Cambio y tiene como unidad ejecutora a la Municipalidad Distrital de Nepeña.

De acuerdo con el Informe N°16242  elaborado por los funcionarios de la Contraloría, cuando éstos solicitaron permiso para ingresar a la obra, ni el alcalde ni el gerente de infraestructura de la municipalidad distrital de Nepeña, que se encontraban presentes,  pudieron ingresar. La empresa que resolvió el contrato en marzo sigue en posesión de la obra y la municipalidad tampoco hace valer sus derechos conforme a las normas y no pueden conocer que se hizo. No hay inventario alguno al respecto.

Pero muy al margen de este hecho, los inspectores del órgano de control han logrado verificar la situación calamitosa, por decir lo menos, en la que se encuentra esta obra millonaria.  En medio de tantas otras obras que se hallan  en la misma situación, ésta no es ninguna excepción, pero no por eso podemos aceptar una raya más al tigre. El festín  de obras paralizadas tiene que terminar.

Una de estas observaciones formuladas por la Contraloría,  tiene que ver con la falta de saneamiento físico y legal del terreno donde se viene ejecutando la obra. Una parte de este terreno  todavía figura en los registros públicos como propiedad de la empresa Agroindustrias San Jacinto. Legalmente, es imposible que  el estado construya una obra pública en un terreno de propiedad privada.

Otra de las observaciones se refiere al tema de accesibilidad. La fachada y, por tanto, la puerta principal del hospital, dan de cara a una pista,  que también es propiedad de Agroindustrias San Jacinto, por donde a cada momento circulan pesados vehículos que transportan caña de azúcar.  Es imposible aceptar que, quienes elaboraron el expediente técnico, no hayan advertido estos grotescos errores.

Como si esto no fuera suficiente, el 23 de marzo del presente año  la empresa contratista, Corporación Diamante  Juvers SAC, envió una carta a la municipalidad distrital de Nepeña haciéndole saber su determinación de rescindir el contrato y paralizar la ejecución de la obra. Hasta ese momento, la municipalidad de Nepeña no autorizaba el pago de las valorizaciones correspondientes a diciembre del 2022 y enero del 2023. Buenos pues, nadie trabaja sin cobrar.

Mientras tanto, la Municipalidad Distrital de Nepeña tiene enormes problemas para ejecutar su presupuesto  de inversión pública correspondiente al 2023. En la provincia sigue siendo el último detrás de Macate, según el MEF.

¡Qué irónicas suenan ahora las palabras del burgomaestre de Nepeña, Manuel Figueroa Laos, cuando durante su campaña electoral ofreció trabajar por el bienestar del distrito!. Lo que viene sucediendo con el hospital de San Jacinto no es otra cosa que un verdadero desastre.