Trece departamentos registraron una caída en su actividad económica durante el segundo trimestre del año (abril-junio), según las últimas cifras reportadas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Con este resultado, ahora son once regiones en nuestro país las que se encuentran en recesión técnica. Cajamarca, Lambayeque, Tumbes, Ucayali, Áncash y Puno se incorporan a los departamentos de Ayacucho, Huancavelica, Junín, Lima y Tacna que ya enfrentaban esta situación desde el periodo previo (enero-marzo).
En palabras de la economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), Mónica Muñoz-Nájar, una recesión técnica implica que las economías de estas regiones han registrado dos trimestres consecutivos en caída. Y si bien estos resultados son preocupantes, la especialista observó la situación, en particular, de tres departamentos: Ayacucho, Tacna y Huancavelica, que ya tienen un año o más en esta situación negativa.
“Los efectos de una caída de la actividad económica impactan en distintos indicadores socioeconómicos. El primero es el empleo, pues la menor producción implica menores oportunidades laborales; pero ello también significa que es más difícil combatir la pobreza. Observamos que, justamente, cuatro de las regiones con más pobreza del Perú se encuentran en esta condición de recesión técnica: Cajamarca, que tiene 44,3% de pobreza; Puno y Ayacucho, con 41%; y Huancavelica, con 37%”, comentó.
Caídas se profundizan
Vale prestar atención, asimismo, a la situación diferenciada que se presenta en cada región. El departamento que ha anotado una mayor caída ha sido Puno, que en el trimestre previo (enero-marzo 2023) tuvo un retroceso de -9,6% y este se ha agudizado, con una baja de -13,4%. Precisamente, sus actividades económicas principales –agricultura, comercio y construcción– fueron fuertemente afectadas por los factores internos.
La cifra es comparable con la registrada en el tercer trimestre del 2020, periodo afectado por la pandemia del COVID-19 y cuando la economía del departamento descendió -13,2%.
“Tras las protestas de inicios de año, Puno aún no muestra señales de recuperación; por el contrario, la situación se está agravando. Aunque el factor social se disipó, sus efectos continúan sintiéndose en el segundo trimestre. Ahora, además, se ha sumado el impacto negativo ocasionado por las heladas y bajas precipitaciones. Hay que considerar que su actividad agropecuaria cayó en más del 30% al registrarse una menor producción de cebada, papa, quinua y alfalfa”, señaló.
Similar situación se observa en el departamento de Tumbes, donde las lluvias intensas afectaron negativamente al desarrollo de su economía. Esta cayó un -1,6% en el primer trimestre y ahora ha retrocedido un -9,2%. Así también, Lambayeque, pasó de retroceder -1,5% a -5,3% en el mismo periodo. Lima enfrenta un panorama parecido, afectada por la menor producción manufacturera (por elaboración de harina y aceite de pescado). La caída de su economía departamental se acentuó al pasar de -0,4% a -2%.
Los retrocesos observados en las economías regionales son aún más preocupantes cuando se consideran las potenciales consecuencias que traerá un Fenómeno El Niño (FEN), las cuales no permitirían una recuperación de la actividad económica. Ello se suma a otras dificultades que afronta la economía peruana: “Aunque el Ministerio de Economía y Finanzas ha previsto una recuperación para el segundo semestre, el riesgo que enfrentamos por la ocurrencia del fenómeno es elevado. A esto debemos añadir que Perú viene arrastrando un problema más estructural, que es el bajo nivel de inversión privada y sin el cual no se podrá retomar la senda de crecimiento”, indicó la especialista.