Editorial

Un silencio que dice mucho

Hospital El Progreso:

Desde el 2 de julio del 2021 cuando comenzó su construcción,  la obra del hospital El Progreso ha recibido alrededor de 40 millones de soles por concepto de adelanto, pero a pesar del tiempo transcurrido y de haber sido adjudicada incluso en dos oportunidades,  lo cierto es que hasta hoy, 30 de octubre del 2023, la obra por la que Chimbote luchó más de veinte años, se mantiene paralizada con apenas el 10 por ciento de avance. Una cachetada a las expectativas del pueblo chimbotano.

Pero como si esto no tuviera la menor importancia,  ni  el ministerio de Salud, MINSA, ni el Programa Nacional de Inversiones en Salud, PRONIS, que son los responsables directos de lo que viene aconteciendo, han salido a dar la cara ni mucho menos han tenido la delicadeza de dirigirse al pueblo de Chimbote y del mismo modo a opinión pública nacional, para brindar las explicaciones del caso. Ante un escándalo  general, un silencio absoluto.

Este silencio, sin embargo,  dice mucho. Bien visto, no es otra cosa que una flagrante falta de la capacidad de gestión y  una lesiva insensibilidad política que parece haberse instalado en todos  los organismos que conforman el aparato estatal. Por lo que estamos viendo, al PRONIS le tiembla la mano para aplicar las penalidades de ley a los dos contratistas que paralizaron la obra. Ninguno de los dos ha sido puesto a derecho.

El primer contratista paralizó  la obra argumentando que el expediente técnico no había considerado la instalación de aisladores sísmicos, una falla que dice mucho de  la ligereza y frivolidad con la que se convocó y adjudicó la obra. Por su parte, el segundo contratista adujo que la calidad del material utilizado por el primer contratista en los muros de concreto, sencillamente no era satisfactoria.

A pesar del adelanto recibido y de no haber sido capaz de colocar un solo ladrillo, el segundo contratista no solo decidió paralizar la obra en abril del presente año, sino también ha interpuesto un recurso de arbitraje con el evidente propósito de victimizarse y, encima, solicitar una reparación  o indemnización económica por parte del estado. Papá gobierno paga los platos rotos.

En declaraciones ofrecidas al Diario de Chimbote, el secretario general del pueblo joven El Progreso, Walter Quispe, informó haber acudido al congresista Elías Varas en busca de una explicación. Éste, a su vez, le manifestó que efectivamente ni el MINSA ni el PRONIS han respondido a su requerimiento de información. Solo se ha limitado a decir que la obra del hospital El Progreso se encuentra en un proceso muy largo, con un arbitraje de por medio,  y que en el mejor de los  casos la construcción del hospital podría reiniciarse en julio del 2024.

Solo en Chimbote y en el Perú, se puede hacer esto contra la salud de una población.  Ni el MINSA ni el PRONIS, son capaces de decir una sola palabra. Su silencio dice mucho.