Acción inhumana en Essalud:
Tarde o temprano, la verdad siempre se llega a saber. El servicio de traslado, cremación y entierro de los asegurados que fallecieron en el hospital III de Essalud entre los años 2021 y 2022, víctimas de la pandemia del covid-19, es un proceso que no habría escapado de las garras de la corrupción. En la denuncia que el Procurador Anticorrupción del Santa, Richard Asmat Urcia, ha formalizado ante el Ministerio Púbico por este sonado caso, se ha establecido que en la contratación de este servicio existen claros indicios de responsabilidad penal.
En su momento, estos indicios dieron lugar a una serie de quejas y comentarios por parte de los deudos, que circularon insistentemente en los pasillos del referido nosocomio y que incluso trascendieron a los medios de prensa; aunque no por eso, los directivos locales de la seguridad social se preocuparan mayormente en descartar de raíz dichas informaciones.
Ya por entonces, los familiares de los fallecidos lanzaron una sonora clarinada de alerta. Aseguraron que la empresa contratada por el Hospital III de Essalud para realizar este servicio, no contaba con la respectiva autorización del Ministerio de Salud. Una de las principales observaciones se refería a la carencia de un horno crematorio, específicamente para los fallecidos a cauda de la pandemia.
Merced a un informe de la Contraloría General de la República, ahora se sabe que esa valla fue sorteada gracias a una artimaña que ya es común en nuestra gestión pública y que, al amparo del estado de emergencia, consiste en fraccionar la contratación del servicio. De esta manera, se facilita la contratación de una empresa afín, así ésta no reúna todos los requisitos de ley. Y eso solo pudo conseguirse en colusión con funcionarios de la propia institución. Una de las pruebas que sustentan la denuncia penal es precisamente la existencia de 230 órdenes de servicio giradas a nombre de una sola empresa.
En la denuncia hecha por el procurador anticorrupción, se incluye a tres funcionarios de la Red Asistencial Ancash de Essalud, entre los que figura un ex director del Hospital III. Es una lástima que en esta denuncia no se pueda considerar la otra cara de la moneda, como es el factor ético y humano; algo que, por encima de muchas otras cosas, debería prevalecer en una institución de seguridad social, con mayor razón en una situación de emergencia nacional y mundial. Es inaudito que en plena pandemia del covid, el personal encargado de combatir este mal haya acuñado el inhumano lema: a más fallecidos, mayores ganancias.