Su tercer trimestre en terreno negativo acumuló la economía peruana en setiembre, al seguir afectada por la continua contracción de los sectores vinculados a la demanda interna, principalmente, aquellos relacionados a la inversión. En detalle, la actividad económica en el noveno mes del año registró una contracción anual de 1.3% y, con ello, experimentó una caída promedio de 1.0% durante este tercer trimestre. En esta línea, también alcanzó su quinto mes consecutivo en terreno negativo. Este retroceso se encuentra en línea con los pronósticos del Instituto Peruano de Economía (IPE), los cuales anticipan que el PBI culminará el 2023 con una reducción de 0.3%, una de sus mayores caídas de los últimos 25 años sin considerar la crisis de la pandemia.
La caída de la economía peruana en el tercer trimestre de 2023 se concentró, principalmente, en los sectores no primarios vinculados a la demanda interna, que experimentaron una contracción anual de 2.2%, luego de una acumular una reducción de 1.4% en la primera mitad del año. Los rubros relacionados a la inversión, por ejemplo, acumularon un retroceso de 10.8% en este periodo, afectados por el continuo descenso de la manufactura no primaria (-11.8%, la peor caída desde 2009 sin contar la pandemia) y la construcción (-9.3%). Por su parte, las actividades vinculadas al consumo siguieron mostrando un débil dinamismo al registrar un avance de apenas 0.4%.
El retroceso de la actividad hubiese sido mayor sin la contribución de los sectores primarios, que acumularon un crecimiento anual promedio de 3.4% durante el tercer trimestre. Este incremento obedeció al alto dinamismo en la producción de minería e hidrocarburos (8.4%), favorecidos por los mayores volúmenes de cobre, gas natural y líquidos de gas natural. La contribución positiva de estos rubros fue contrarrestada por la caída de la actividad agrícola (-6.7%), la cual viene siendo afectada por las repercusiones de anomalías climáticas sobre el rendimiento de cultivos orientados a la agroexportación como arándanos, uvas, espárragos y paltas.
Los indicios de un desempeño negativo de la economía peruana continuaron en el comienzo del cuarto trimestre del 2022. Según el Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES), la demanda de electricidad sin minería registró un retroceso anual de 0.6%, ante la debilidad de la actividad manufacturera. Por su parte, de acuerdo con cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la inversión pública experimentó una caída de 8.3%, debido en buena parte a que durante el mismo periodo del 2022 se alcanzaron altos niveles de ejecución por parte de autoridades regionales y locales que culminaban su último año de gestión.
En este contexto, los indicadores de expectativas empresariales publicados por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) se deterioraron nuevamente en octubre y se ubican en niveles que podrían traducirse en una debilidad de la demanda interna mayor a la prevista en el cierre del año. De esta manera, nuestra proyección de un crecimiento de la economía de 0.6% durante el último trimestre del 2023 enfrenta cada vez mayores riesgos a la baja. Para que el crecimiento en 2023, al menos, no sea negativo se requeriría una expansión de 1.7%.