INFORME IPE
El acceso a agua potable y saneamiento son servicios básicos que permiten a las personas preservar su salud y tener una calidad de vida adecuada. Sin embargo, hoy en día, no todos los peruanos tienen acceso a estos servicios de manera regular por falta de infraestructura y deficiencias en la gestión de las empresas prestadoras (EPS). ¿Cuál es la situación de los servicios de agua y desagüe en Áncash?
Estancamiento de la cobertura
En las últimas dos décadas, se han dado grandes avances en el acceso a agua y desagüe en el Perú. El porcentaje de hogares con acceso a las redes públicas de ambos servicios aumentó de 51.7% en 2004 a 70.5% en 2022.
En Áncash, el acceso a agua y desagüe se incrementó de 44.9% a 66.2% en el mismo periodo. Sin embargo, la cobertura se ha mantenido prácticamente estancada desde el 2013 e, incluso, ha disminuido respecto del 2019 cuando alcanzó un nivel máximo de 69.2%. A lo largo de este periodo, el acceso a estos servicios en la región ha estado por encima del de otras regiones de la zona centro, cuya cobertura aumentó de un promedio de 35.2% en 2004 a 65.3% en 2022.
Brecha urbano-rural
A lo largo del territorio nacional, existen brechas entre zonas urbanas y rurales en el acceso a servicios de agua potable por la difícil geografía y poca densidad poblacional de comunidades rurales. A nivel nacional, el 22.5% de hogares rurales tuvo acceso a ambos servicios en 2022, mientras que el acceso en zonas urbanas ascendió a 83.4%.
En Áncash, la brecha es similar: el 85.0% de hogares urbanos tiene acceso a agua y saneamiento, mientras que en zonas rurales el acceso es de 33.1%. Según el último censo del 2017, la cobertura de estos servicios es particularmente mayor en los distritos de Canis (100%), Rahuapampa (99%) y Llapo (99%). En cambio, los distritos con menor cobertura son Abelardo Pardo Lezameta (0%), La Primavera (0%) y Musga (1%).
Deficiencias de gestión
Un factor que contribuye a la baja cobertura de agua y saneamiento en la región son las deficiencias en la gestión de las EPS de la región: Sedachimbote y EPS Chavín. Ambas empresas cuentan con un porcentaje de agua no facturada por encima del promedio de sus respectivas categorías: en Sedachimbote, el 44% del volumen de agua producido no es facturado, mientras que, en Chavín, es el 52%. Esto afecta negativamente a la sostenibilidad financiera de las EPS y limita su capacidad para invertir en mayor infraestructura.
Es necesario que la SUNASS y las autoridades de la región implementen soluciones que permitan mejorar la gestión de las EPS en Áncash y, de la mano de proyectos de inversión (pública o privada), se amplíe el acceso a servicios de agua y saneamiento de los distritos más vulnerables de la región.