La respuesta la tiene PRONIS:
Como si realmente estuviéramos bajo el azote de una maldición apocalíptica por decir lo menos, el reinicio de la construcción del hospital El Progreso, acto que contó con la presencia del ministro de Salud César Vásquez Sánchez, no habría sido más que un recurso perentorio para aplacar los ánimos de la población de Chimbote y, en el mejor de los casos, una forma de poner el parche antes que salte la pus.
Luego de la ceremonia de reinicio, la primera clarinada de alerta vino de parte de los dirigentes del pueblo Joven El Progreso, quienes desde hace veinte años vienen viajando a Lima en busca de concretar esta obra, pero extrañamente, y con el índice en alto, los organizadores de la ceremonia de reinicio prohibieron su ingreso a dicho acto. En una inaceptable demostración de abuso de autoridad, que ni el PRONOS ni el Minsa se han dignado explicar, los dueños de casa terminaron siendo desalojados por los invitados.
La razón por la que se impidió el ingreso de los dirigentes vecinales no habría otra que la clara intención de tapar el sol con un dedo. En efecto, ante la presencia de la prensa nacional, los representantes de la población tenían decidido exigir al ministro de Salud una explicación de trascendencia crucial y relevante; pues existe el temor que el expediente técnico de reinicio de la obra no haya considerado la instalación de aisladores sísmicos.
Como todos muy bien recordamos, fue precisamente la ausencia de esta instalación estructural la que dio lugar a la rescisión del contrato con el primer contratista. Por tanto, sería imperdonable que con el segundo contratista PRONIS cometa dos veces el mismo error.
A estas alturas, ya resulta ocioso tener que reiterar que la instalación de estos aisladores es requisito indispensable en toda edificación pública, más aún si tenemos en cuenta que se trata de un centro de salud. Por más de una razón, de la presencia de estas instalaciones depende que se neutralice el impacto y los efectos ante cualquier movimiento sísmico; sobre todo en una ciudad como Chimbote, que se encuentra en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico. Huelgan mayores explicaciones.
Ello no obstante, hay otro detalle que simultáneamente despierta fundadas suspicacias. Desde su promulgación el pasado 26 de enero, y al menos hasta 13 de febrero, el PRONIS no ha publicado la Resolución N° 08-2024, que autoriza a favor del segundo contratista un adicional de S/1´170,335.00.
Este adicional es crucial para llevar a cabo la demolición y reconstrucción de muros de concreto, cuya baja calidad e inconsistencia dieron lugar a la segunda paralización. Desde el mismo ministerio de Salud, se anunció que con este adicional quedaba destrabado el reinicio de las obra; pero a diferencia de otros documentos similares que se publican inmediatamente después de ser firmados, la Resolución N° 08-2024 aún no ha sido objeto de este procedimiento. En esas condiciones ¿podrá tener efecto legal?.
En varias oportunidades, el Diario de Chimbote se ha dirigido al PRONIS en busca de una explicación a esta controvertida situación. Pero todos los intentos han sido en vano. PRONIS jamás ha respondido y ese silencio abona el temor que la construcción del hospital El Progreso sea una obra condenada al fracaso.