Por: WALTER MIGUEL
QUITO REVELLO
Con la llegada de los españoles se ha desarollado un espíritu divisionista en nuestros pueblos que ha sido bien aprovechado por nuestros hermanos de la sierra para copar la administración, creando provincias y distritos que al final, no ha servido para que nuestra región logre su desarrollo.
Un poco de historia. El 28 de febrero de 1839, Agustín Gamarra sustituye el nombre del departamento de Huaylas por el de Áncash, que ocupaba parte del territorio del desaparecido departamento de Huaylas; este fue creado por Felipe Santiago Salaverry en 1835, con la única salvedad de que no consideraba como parte a la actual provincia de Huari; sin embargo, en 1836, el mariscal Andrés Santa Cruz establece el departamento con el mismo nombre, pero reconociendo la provincia de Huari. Posteriormente, se integró a este departamento la provincia de Cajatambo en 1851. De modo que en esta etapa ya se superaba la anarquía militar pues se había liquidado definitivamente la Confederación Perú-Boliviana. Este hecho permitió el surgimiento del departamento denominado Áncash (originalmente Ancash) con las provincias matrices de Santa, Huaylas, Conchucos, Huari y Cajatambo.
Nuestra actual región de Áncash cuando fue creada solo tenía cinco provincias, cuatro en la sierra y una en la costa, ahora tenemos 20 provincias, 17 en la sierra y 3 en la costa y para burla una provincia Asunción con solo dos distritos: Acochaca y Chacas, en la sierra. Lo que demuestra que nuestros hermanos de la sierra nos han hecho los cholitos. Porque política y administrativamente nos gobiernan muy al margen de los presidentes regionales y consejeros que salgan elegidos. Para dar un ejemplo la sierra tiene 17 UGEL mientras que la costa solo 3 UGEL.
Si pensáramos como nuestros hermanos de la sierra, el barrio de San Pedro en Chimbote debería ser distrito por la cantidad de población o deberíamos crear la provincia de Nepeña con su distrito San Jacinto, la provincia del Santa debería estar formada por los distritos de Santa y Macate, Chimbote debería ser provincia con sus nuevos distritos etc…, pero eso sería una propuesta revanchista al margen del análisis dialítico.
El desarrollo de nuestro pueblo no se da, porque no haya condiciones sino porque hay intereses divisionistas, oportunistas. Me dicen que Huaraz es la Suiza Peruana, pero Suiza tiene 1700 teleféricos para admirar su belleza, para trasportarse, mientras que Huaraz no cuenta con uno y no porque no haya recursos en el distrito o en la provincia o región, simplemente porque no se le da la gana. ¿Cómo vamos a desarrollar turismo en las dimensiones de Suiza si no le damos las condiciones? Pensaran nuestros políticos que todos somos alpinistas. Que hablar de helipuertos que mínimo debería tener unos 20 del sector público, fiscalía, poder judicial, turismo, rescatistas etc…, y el triple en el sector privado para turismo o negocios. Pensando mal no se desarrolla la sierra porque siguen pensado en realizar obras a más altura para que nadie los fiscalice. A más altura y sin fiscalización más cutra. Por otro lado, la provincia de Santa una que otra obra o nada en los distritos. Porque sus ojos son todo para Chimbote y nada para los distritos. Como vemos hay una descompensación en los recursos y en la toma de poder en donde los políticos de la sierra nos llevan de lejos la delantera y todo porque nuestros políticos criollos se han dedicado más a “cutriar” que a defender nuestros intereses.
Creer que el desarrollo de nuestros pueblos se va lograr con dividir distritos, provincias o regiones es una utopía. Nuestro pueblo va lograr su desarrollo cuando se unan intereses comunes, pueblos identificados con un distrito, distritos identificados comúnmente con una provincia y provincias unidas a una región. Entonces nos preguntamos: ¿cuáles serían esos lineamientos para unir a nuestros pueblos? Buscar en la historia y en la actualidad un buen análisis de su realidad y en base a ello plantear algunas de las alternativas posibles. Lo que, si estoy seguro, es que todo aquello que nazca de un espíritu divisionista fracasara. Todo aquello que nazca con un espíritu unitario e integrador como nación servirá para el desarrollo de nuestros pueblos.