Editorial

¡Salud por el dengue!

En pleno azote epidémico:

En una actitud totalmente fuera de lugar y lesiva contra la sensibilidad de la población, la directora de la Red de Salud Pacífico Sur del  gobierno regional de Ancash,  Yuliana Meza Sevillano, y el director del hospital San Ignacio de la ciudad de Casma, Oscar Gamboa Azaña, no tuvieron el menor reparo en organizar y participar de una  alegre reunión, con brindis y bacilón incluidos, que increíblemente tuvo como pista de baile los ambientes y  pasadizos del propio nosocomio.

La insólita celebración tuvo lugar el domingo 14 con motivo del 50° aniversario de fundación del hospital San Ignacio y, como no podía ser de otra manera, ha generado enorme malestar entre los demás trabajadores de ese centro de salud y en la propia colectividad casmeña. Y no es para menos. En este momento la población ancashina en general se encuentra  bastante sensible como consecuencia del azote del dengue, siendo inconcebible que los organizadores de la  juerga no hayan tenido en consideración  el dramatismo de este mal momento.

En una reacción inmediata, la Dirección Regional de Salud de Ancash decidió cortar por lo sano y dispuso en el acto el cese tanto de la directora de la Red de Salud Pacífico Sur como del director del hospital San Ignacio. Las leyes 30057, Ley del Servicio Civil, y 27444, Ley de Procedimientos Administrativos,  establecen que toda incorrección de esta naturaleza que protagonicen uno más funcionarios o más funcionarios del estado, es  materia de un proceso administrativo y de su  respectiva sanción.

Resulta inaceptable que ambos funcionarios, por la alta jerarquía de sus cargos, no hayan conocido el alcance de los mencionados dispositivos legales.  Y peor sería que, habiéndolo conocido, hayan hecho tabla rasa de la ley.  Pues uno de los requisitos básicos para que todo postulante pueda acceder a un cargo de este nivel, es precisamente acreditar un conocimiento básico de gestión pública y asimismo  un mínimo de cinco años  de experiencia en dicha gestión.

Las leyes no lo demandan textualmente, pero por criterio  común no estaría demás que los encargados de recomendar y escoger a estos funcionarios exijan a los  elegidos una buena dosis de identificación, tanto con la institución  que los contrata como con  la población a la que van a servir. Se dan casos de funcionarios golondrinos  de alto nivel contratados por el gobierno regional, que no saben cuántas provincias tiene Ancash ni qué representa para el patrimonio de la nación  el templo Chavín de Huántar.

Con dengue o sin dengue, la verdad es que el servicio de salud deja muchísimo qué desear en todo Ancash. La cobertura actual del servicio no cubre ni siquiera el 20 por ciento de la demanda real por parte de la población. La infraestructura hospitalaria por su parte se mantiene en la misma condición. El caso de los hospitales Ramos Guardia de Huaraz y La Caleta de Chimbote, es consternador. Para colmo, ni qué decir de la desdicha intencionada que enfrenta la construcción de los hospitales El Progreso y San Jacinto. La cosa está para ponerse a llorar.

Si a eso se añade la actitud desleal de los funcionarios que dirigen el servicio de salud, nos damos con la ingrata realidad de estar ante un escenario donde todo puede ser posible. Incluso brindar y bailar en las narices del dengue.