Por: Oscar Wong (*)
El sistema pensionario privado del Perú se está desmantelando, de a pocos y sin ninguna previsión de futuro. Las medidas populistas de los reiterados retiros de las AFP no solucionan el problema central: el deterioro de la calidad de vida de una persona al alcanzar la jubilación, por una pensión paupérrima que no alcanza para lo básico. Estas medidas en realidad agravan la situación, porque en la mayoría de los casos, dejará en cero los fondos de los aportantes. Como dice el dicho: “el remedio resultará peor que la enfermedad”.
Mientras más reducida es la pensión, mayor es la obligación de un jubilado a seguir trabajando pese a sus condiciones (edad, capacidad física y mental, etc.). No hay descanso, disfrutar de la jubilación no es una opción. Si en la actualidad, las AFP otorgan de pensión la tercera parte de lo que ganaba en promedio un aportante, y esta injusta realidad obligaba a un jubilado a tener que trabajar –digamos que– un promedio de 5 a 6 horas diarias para lograr un ingreso extra que le cubra sus necesidades básicas; con las medidas adoptadas y un fondo dejado en cero, se tendrá que trabajar de 8 a 10 horas diarias y con mayor esfuerzo porque las condiciones ya no son las mismas para un jubilado. No se ha previsto un plan de contingencia, el legislador no se ha puesto a pensar –o habiéndolo hecho, no le ha importado en lo absoluto– la situación final de la próxima generación de pensionistas, o de todos aquellos que dejen sus fondos en cero, lo que logren aportar en los siguientes 5 ó 10 años no les será significativo.
La crisis de nuestro sistema pensionario exige una intervención estatal inmediata para resolver esta bomba de tiempo. Se requiere de alternativas de solución eficientes, y la que se propone ahora –Pensión por Consumo– es innovadora pero insuficiente como para resolver el tema central; además, se deberían realizar estudios de viabilidad y generar consenso de los diversos entes gremiales y académicos. Con un congreso marcado por el populismo, la propuesta ya cuenta con dictamen positivo por parte de la Comisión de Economía. La pensión por consumo propone que todos los peruanos mayores de 18 años (trabajen o no) contribuyan a sus fondos de retiro mediante sus consumos cotidianos. La propuesta considera el 1% de todos los gastos de compras, con un límite máximo de aporte anual de 12 UIT o S/ 61,800; en un ejercicio matemático, por cada S/ 100 de compra, S/ 0.85 irán a su fondo. Para tales efectos, se deberá consignar el DNI del contribuyente en el comprobante de pago. Este aporte inembargable, se abona en forma adicional en las cuentas individuales de capitalización de cada afiliado; las mismas que, como ya se sabe, son intangibles. La otra novedad de esta propuesta es que permite el ingreso de nuevos operadores en la administración de estos fondos, los competidores serían las instituciones del sistema financiero (bancos, financieras, cajas municipales, empresas aseguradores, etc.).
Los problemas que enfrenta esta propuesta son varios y de consideración. Por ejemplo, el aporte tendría que salir del IGV que se paga, no hay otra forma, pero más de la mitad de las compras cotidianas están exoneradas del IGV (alimentos frescos, menús y ropa del mercado, libros, educación, etc.); en ese sentido, el verdadero resultado de nuestro aporte es engañoso, ya que no sería de S/ 0.85 sino S/ 0.43 por cada S/ 100 de consumo. Así mismo, cuanto más pobreza e informalidad, menor posibilidad de que ese gasto acceda a un pago de IGV, porque los consumos están asociados con los ingresos y el tipo de gasto que se hace; por lo tanto, a simple vista, la propuesta no beneficiaría a los más pobres. Otro problema, es la formalización y la emisión de comprobantes, única forma mediante la cual se podrá deducir el aporte, cosa difícil de lograr en un país donde reina la informalidad tributaria.
No es como lo pintan, no es la gran reforma, sólo una alternativa de mejora. Y por ello, antes de que el actual congreso nos obligue a tener un Frankenstein como sistema previsional, es necesario que se presenten, se generen, se filtren y se consoliden todas la propuestas y alternativas posibles, hacer los estudios necesarios y obtener la reforma que asegure el fin primordial: Pensiones dignas para todos los peruanos.
(*) Abogado, MBA, Mtr.Int. Liderazgo.
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