Opinión

¿Democracia defectuosa?

Por: Fernando Zambrano Ortiz

Analista Político

Un medio de comunicación da cuenta del informe sobre calidad de la democracia y la gobernanza en el mundo 2024, elaborado por Bertelsmann Transformation Index (BTI), cuyo codirector, “América Latina es Hauke Hartmann. En dicho informe se señala que Perú tiene una “democracia altamente defectuosa”.

Revisando el informe para encontrar los indicadores y data objetiva para dicha calificación, me encontré con que, en palabras de su propio codirector: “Eso es para que la sociedad civil crítica recoja nuestra información, para hacer comparaciones con otros países, para orientar una reforma en los gobiernos, para dialogar con nosotros y ver qué pueden hacer mejor. Y para todos aquellos que son partidarios de los procesos de transformación para obtener nuestra información cualitativa y nuestra red de más de 300 expertos de países y regiones para impulsar el cambio.”.

Es decir, dichas calificaciones las sacan de la opinión de algunos personajes en cada país. No es muy rígido el estudio entonces, sino bastante subjetivo y el resultado dependerá de la posición política de quien emite el informe o la opinión de cada país. Traté de ubicar quien es la persona que reporta el caso de Perú, sin éxito. Solo espero que no sea uno de esos corresponsales extranjeros que tenemos y que lo que hacen es activismo político, más que periodismo.

Si entonces se trata de opiniones, les daré mi opinión, pero ésta, a diferencia de la que se utiliza para calificar al país, se sostiene en data real sobre crecimiento económico y bienestar, disminución de la pobreza, defensa del orden constitucional y muchos más aspectos que no son cualitativos, sino cuantitativos.

La democracia en el Perú no es defectuosa, lo único defectuoso son los “personajillos” que elegimos para conducir los destinos del país, en los últimos procesos electorales con serios indicios de fraude, y los movimientos de izquierda progresistas y ONGs de izquierda que utilizan nuestras instituciones para sus intereses político-lucrativos.

Ayer, mientras exponía ante inversionistas extranjeros sobre coyuntura política y riesgo político regulatorio, dichos empresarios – que habían atravesado intentos de cambio de su modelo constitucional promovido por agentes políticos de izquierda – se encontraban sorprendidos por la forma en que el Perú se podía acabar con cualquier intento de romper el orden democrático.

No se explicaban cómo con tanto ruido político que se difunde en prensa extranjera y cambios de presidente, no se afectaban las expectativas económicas del país.

Les señalé que, entre lo más destacado de nuestra Constitución, tenemos que en ella se consagran los principios fundamentales de nuestro modelo ´político, social y económico, y es muy difícil de modificarlos.

Los constituyentes del 93, le dije, han incorporado en nuestra Carta Magna mecanismos eficientes para que pueda defenderse por sí misma y con ellos mantener nuestro exitoso modelo político, social y económico durante casi tres décadas.

Por otro lado, la población en general, pese a los intentos de convocar a Asamblea Constituyente por parte de la izquierda, entiende que el modelo ha venido funcionando.

La pobreza cayó más de 20 puntos, generamos diversidad de ingresos, como la agroindustria, y miles de emprendimientos se generan cada año en un escenario de economía social de mercado, en la que Estado sólo interviene como ente regulador y no genera competencia desleal a través de empresas públicas.

Los intentos de golpe de Estado han sido disueltos de inmediato, los presidentes que delinquieron hoy en día están en prisión. Cierto es que como en cualquier país hay temas domésticos por resolver, algunos de los cuales se han extendido a nivel regional, como la criminalidad y la migración. Problemas que por cierto también afrontan países miembros de la Unión Europea. Pero estos problemas de ninguna manera ponen en riesgo nuestra democracia.

Así que no vengan con sus caricaturas de la democracia para socavar la credibilidad en el sistema, porque aquí en el Perú tenemos claro de donde provienen esas ridículas categorizaciones políticas.