POR: FERNANDO VALDIVIA CORREA
El Pleno del Congreso de la República acaba de rechazar por mayoría la admisión a trámite de las 3 mociones de vacancia presentadas en contra de Dina Boluarte. En su intervención, la legisladora de Fuerza Popular, Patricia Juárez, fue enfática en, afirmar por un lado, que en realidad se trató de 1 sola moción, toda vez que en todas ellas aparecen los mismos firmantes; es decir, caviares e izquierdistas; y de otro, hizo notar la ausencia de todos los suscribientes en el hemiciclo.
A todo esto, surge la pregunta ¿Qué pasaría si eventualmente el Parlamento acogiese un pedido de vacancia y la mandataria fuese defenestrada del cargo?. Previamente, haciendo un breve alto, es cierto que los números no son favorables al Ejecutivo. Por ejemplo, el crecimiento proyectado para este año será del 2.7% (dato estimado de BBVA Research), cuando en realidad necesitamos por lo menos de un 5%; o, que la última encuesta de INEI arrojó que la pobreza monetaria afectó al 29% de la población del país y aumentó en 1,5% respecto al año 2022.
Entonces, retomemos la interrogante. De acuerdo a la Carta Política vigente, la sucesión presidencial le correspondería al Titular del Legislativo, quién de inmediato debe convocar a elecciones generales. En resumen, nuevos comicios para elegir plancha presidencial. Así, la cuestión es ¿quiénes candidatearán?. Con un país fragmentado, polarizado, dividido, etc., no hay que tener una esfera de cristal para darnos cuenta que los participantes serán varios, con algunos rostros desconocidos en busca de sus 5 minutos de gloria, en tanto que otros impresentables como Antauro Humala o Yonhy Lescano, o quizá la eterna contendiente perdedora Verónika Mendoza.
También sabemos que Keiko Fujimori estará en el balotaje y probablemente pase a segunda vuelta. Y quién la acompañe, con posibilidades de ganarle. Así, tropezaremos con la misma piedra, siendo conscientes en cómo terminará esta aventura: Vacancia o renuncia del próximo Jefe de Estado. Charles de Gaulle dijo alguna vez que el “Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás es lo primero”.
En serio amigo lector. Y si revisamos nuestra historia reciente, y dejamos por unos momentos de experimentar, y empezamos a confiar en arribar al 2026 para recién ahí elegir a nuestra nueva máxima autoridad política. En conclusión, ¿y si fuera ella quien debe seguir gobernándonos?