Editorial

Solo malas noticias

Hospital El Progreso:

Desde que comenzó su ejecución el 2 de julio del 2022, ninguna de las noticias relacionadas con el hospital El Progreso han sido buenas. Todas han sido y continúan siendo malas. Paralizada y reiniciada hasta en tres ocasiones, la obra se mantiene en un mar de incertidumbre e irregularidades que confirman aquella vieja sentencia según la cual el estado es un mal administrador. Esta desagradable conclusión coincide con un reciente informe evacuado por el órgano de control institucional del PRONIS,  organismo adscrito al Ministerio de Salud, responsable de la ejecución de la obra.

Tras un análisis de los planos de arquitectura y estructura realizado por el órgano de control, el referido informe ha puesto una vez más el dedo en la llaga. Para comenzar, ha establecido que la separación existente entre los bloques A y C del hospital no es precisamente  la adecuada.  Ante la ocurrencia de un sismo, eventualidad que es  recurrente en Chimbote,  existe el riesgo que algunos elementos estructurales impidan el desplazamiento entre los mencionados bloques.   Lo que, ante tal contingencia y en la opinión de expertos en edificaciones, significa que podría producirse una peligrosa fricción entre los bloques A y C.

En otro acápite, el informe hace ver que el expediente técnico de la obra, tres veces observado y tres veces aprobado,  no ha contemplado un programa de monitoreo, inspección y mantenimiento del sistema de aisladores sísmicos, omisión que contraviene  la norma E.031 del Reglamento Nacional de Edificaciones;  lo que por supuesto no es poca cosa.

En caso de no subsanarse estas observaciones, la obra, tal como se viene ejecutando, conlleva el riesgo de sufrir daños en sus elementos estructurales y no estructurales, los mismos que llegado el caso afectarían la integridad física de los ocupantes del hospital.

Y como para poner en evidencia  otra laguna de  carácter funcional, el informe de control advierte que el cuaderno de obra digital, el cual debería ser actualizado cada veinticuatro horas, no tiene anotaciones  desde enero hasta abril del presente año. Ante eso, nadie sabe exactamente a qué se dedican el ingeniero residente y el supervisor de la obra.

Como es de amplio conocimiento, después de haber pasado por tres paralizaciones y tres licitaciones, el saldo de obra del hospital se viene ejecutando esta vez con un presupuesto que supera los 80 millones de soles; casi el doble  de lo que fue el presupuesto inicial.  Asimismo, después de haberse anunciado que la obra estaría concluida en septiembre del 2023, ahora se afirma que el hospital estará concluido en  febrero del 2025. Un año más de espera.

No obstante que dos ministros de Salud, incluyendo el actual,  se comprometieron en  venir a Chimbote para inspeccionar la obra y disponer las acciones a tomar, ninguno de ellos cumplió con su palabra. Por un  lado, eso ha creado un enorme desconcierto en Chimbote y concretamente en la población que reclama ser beneficiada.  Pero también ha servido para que, tanto el  PRONIS como la empresa contratista tomen este desaire a su favor para hacerse los desentendidos y de esa manera permitir que se produzcan malas noticias como las que han dado lugar a este comentario.