Editorial

Malos preparativos ante una muerte anunciada

Universidad San Pedro:

Como es norma en todas universidades del país, el proceso para elegir al nuevo rector de la universidad privada San Pedro, incluyendo a los vicerrectores  académico y administrativo,  debió haber sido convocado por el rector saliente y no por un encargado.  De acuerdo con el reglamento que rige la vida institucional de esta casa de estudios superiores, el mismo que está reconocido y registrado en la SUNARP,  la elección del actual  rector Javier Ulloa Siccha y de los vicerrectores  Rogelio Castañeda Gamboa y  Javier Martínez Carrión, carece de toda validez. Dicha elección debió ser resultado de un proceso convocado única y exclusivamente por el ex rector Gilmer Díaz Tello. No cabe otra alternativa.

Por tanto, en vista que no se ha respetado este procedimiento, es imposible que la SUNARP pueda reconocer y acreditar la elección  de las actuales autoridades de la universidad San Pedro.  Y así lo demuestran las esquelas que en su momento ha emitido la SUNARP dejando en claro esta observancia. Por consiguiente, cualquier acto legal, académico o administrativo que realicen o suscriban el actual rector  y sus vicerrectores, deviene  en un hecho nulo e incluso pasible de ser  legalmente sancionado.  Ningún título o certificado de estudio que suscriban, tendrá valor alguno.

Esta ingrata encrucijada, de la que ya nos hemos ocupado en más de una oportunidad, ha vuelto a  quedar plenamente establecida en el transcurso de  una reunión promovida por los congresistas Elías Varas Meléndez, Nilza Chacón Trujillo y Kelly Portalatino Ávalos; cita en la que también estuvieron presentes el rector, los vicerrectores, profesores y  trabajadores administrativos de la universidad.

El acuerdo unánime al que se ha arribado al término de la mencionada reunión es la necesidad ineludible de  convocar a un nuevo proceso electoral, el mismo que solo podrá hacerlo el ex rector Gilmer Díaz Tello. Y aquí no hay pero que valga.

Por lo demás, ante el desenlace irreversible que pende sobre la universidad San Pedro al no haber logrado su licenciamiento ante SUNEDU, lo único que queda  por delante, aparte de tener que elegir nuevas autoridades, es contar las horas. El reglamento establece  que todo proceso electoral deberá  llevarse a cabo seis meses después de ser convocado.  En el hipotético caso que éste se convoque en el transcurso de un mes, es de esperar que el nuevo rector de esta casa de estudios  sea elegido el próximo mes de diciembre cuando la universidad San Pedro ya prácticamente esté con un pie en el más allá.

Salvo que suceda un milagro propio de Lázaro, recién entonces  se podrá  hablar con propiedad respecto a la venta de los costosos inmuebles  que posee la universidad, tema del que las actuales autoridades  universitarias se apresuraron a conjeturar luego de su irregular elección.

Con todos los hechos delictivos que ha sucedido en la universidad San Pedro y que han llevado a esta casa de estudios a la penosa situación en que se encuentra, no sería nada raro que todo esto responda a una maniobra adrede o premeditada, que finalmente  no resultó como se esperaba. El tiró salió por la culata y los preparativos ante una muerte anunciada, no son precisasmente los más acertados.