Opinión

Los movimientos regionales como instrumentos políticos del socialismos del siglo XXI

Por: Fernando Zambrano Ortiz

Analista Político

En el siglo XXI, los movimientos regionales han sido utilizados como instrumentos políticos por Cuba y el Foro de Sao Paulo, para desestabilizar el sistema político partidario y controlar el poder político en América Latina. La estrategia de penetración y control del poder político en los países de la región LATAM ha sido ejecutada a través de varias tácticas, todas destinadas a debilitar los sistemas políticos y de valores de nuestros países.

La primera táctica ha sido debilitar a los partidos políticos mediante la judicialización y persecución política de lideres democráticos y los partidos políticos, a través de operadores políticos infiltrados en los órganos del sistema de administración de justicia, bajo la dirección de ONGs disfrazadas de prensa o defensoras de los derechos humanos.

Debilitados los partidos políticos, han propiciado la multiplicación de nuevos partidos políticos, sin ninguna ideología que amalgame sus colectividades políticas, bajo la premisa de “divide y vencerás”.

Con la finalidad de tomar el control político en las regiones, se ha facilitado la proliferación de movimientos regionales. De esta manera se han generado caciquismos políticos controlados por agentes violentistas y financiados en gran medida por la minería ilegal o empresarios corruptos.

En paralelo, se han impulsado frentes regionales operados por agentes violentistas, con el fin de presionar y manipular a la población de las regiones durante los procesos electorales, empoderando a sus dirigentes a través de ONGs políticas.

Otra de las estrategias ha sido debilitar el sistema representativo mediante el sistema de cuotas y alternancia en elecciones, copiando el modelo de elecciones primarias para menoscabar los liderazgos en los partidos políticos y el voto preferencial para impedir que mejores cuadros de partidos políticos lleguen al Congreso.

Uno de los pilares fundamentales del país siempre ha sido nuestra solidez moral y escala de valores, reforzada por la fe religiosa, lo que sin duda constituía un serio escollo para los propósitos de Cuba y el Foro de Sao Paulo. Para debilitar este importante pilar que une a nuestra sociedad, se trazó una estrategia aberrante, penetrar el clero y propiciar un Estado laico, con el claro propósito de menoscabar la fe católica predominante en casi todos los países de la región LATAM.

Además, se han atacado los pilares básicos de nuestra sociedad, como la familia, se ha deshumanizando al niño por nacer y propiciado el aborto. Se han validado aberraciones sexuales y el libertinaje sexual, y se han impulsado actos de violencia, insertando en nuestra sociedad la ideología del odio y generando cada vez más resentimiento social.

En el sector educación, se implantó la ideología de género y propició la injerencia de ONGs en políticas de educación, proscribiendo la participación de los padres de familia en el proceso educativo. Por otro lado, se criminalizaron conductas afectivas y costumbres respetuosas entre hombres y mujeres, como los denominados “piropos”, se normalizó entre nuestra niñez conductas sexuales impropias. Se eliminaron los cursos de religión y educación cívica.

La persecución mediática y judicial de miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional encargados del control del orden público, tenía como propósito acabar con el principio de autoridad.

Finalmente, como para el socialismo “la violencia es la partera de la historia”, necesitan crear caos y violencia para el logro de sus propósitos. En este sentido, han generado una primera ola de migrantes que huyen de la dictadura venezolana en situación de pobreza extrema y una segunda ola migratoria de delincuentes de alta peligrosidad, liberados a través de presuntas fugas masivas de sus establecimientos penitenciarios.

En conclusión, es fundamental que los ciudadanos estemos alertas y defendamos nuestras instituciones democráticas y nuestro sistema de valores. Debemos ser conscientes de la amenaza que representan los movimientos regionales y trabajar para fortalecer nuestros sistemas políticos y de valores, evitando así que se desestabilicen y se controlen por fuerzas externas.

El Congreso está enfrascado en demoler todo aquel montaje legislativo generado a través de los años por agentes políticos de Cuba y el Foro de Sao Paulo, autodenominados “progresistas”, que desde el Parlamento y con el apoyo mediático de cierta prensa vendida a intereses externos, lograron “contrabandear” leyes destinadas a sus oscuros intereses políticos.

Es hora de recuperar nuestra soberanía política, desterrar la ideología del odio y reconstruir nuestro sistema de valores.