Medios de comunicación sometidos a intereses corruptos
Por: Fernando Zambrano Ortiz
Analista Político
Es evidente que un grupo de medios de comunicación nacionales están sometidos a los “caviares” por su pasado reciente y sus vínculos con la corrupción. Los operadores políticos de los “caviares” – fiscales, jueces, políticos y operadores mediáticos – ocultaron toda información o medio probatorio que vinculaba a los dueños de medios de comunicación y a varios periodistas a dos casos de corrupción: Cuellos Blancos y Lava Jato. En algunos casos, los retiraron de los casos vinculados a corrupción o les otorgaron sendos convenios de colaboración (impunidad) a cambio de su línea editorial.
Esta situación es sumamente preocupante, ya que pone en evidencia la vulnerabilidad de los medios de comunicación ante el chantaje y la extorsión. Cuando los periodistas y medios se ven envueltos en escándalos de corrupción, se convierten en rehenes de aquellos que tienen el poder de encubrir o revelar sus delitos.
Los operadores políticos de los caviares han utilizado esta vulnerabilidad para someter a los medios a sus intereses. A cambio de silenciar o minimizar su participación en casos de corrupción, exigen que los medios adopten una línea editorial favorable a sus intereses. De esta manera, se crea un círculo vicioso de complicidad y sumisión que condena a los medios a la eterna dependencia de los corruptos.
Esta situación pone en riesgo la credibilidad y la independencia de los medios de comunicación, pilares fundamentales de una sociedad democrática. Cuando los medios se convierten en voceros de intereses corruptos, pierden su capacidad de fiscalizar y denunciar los abusos del poder. El público pierde confianza en la información que recibe y se genera un clima de desconfianza y escepticismo.
Es urgente que se tomen medidas para romper este círculo vicioso de chantaje y extorsión. Los medios de comunicación deben recuperar su independencia y su capacidad de fiscalizar el poder sin temor a represalias. Los operadores políticos deben ser investigados y sancionados por sus actos de corrupción, sin importar su posición social o política.
Sólo así podremos construir una sociedad más justa y transparente, donde los medios de comunicación cumplan su rol de vigilantes del poder y defensores de los intereses ciudadanos. El chantaje y la extorsión no pueden seguir siendo las herramientas que someten a los medios a los intereses corruptos. Es hora de decir basta y recuperar la independencia y la credibilidad de los medios de comunicación.