Editorial

El barco grande se come al chico

Igual que los peces:

El pasado 19 de mayo, el Ministerio de la Producción fue protagonista de una noticia que repercutió a nivel nacional por su carácter y trascendencia anecdótica. En una decisión por demás insólita, y con una resolución ministerial de por medio, el PRODUCE aplicó la irrisoria multa de 250 soles (alrededor de 70 dólares) al barco de bandera china Tian Xiang por haber ingresado ilegalmente a pescar pota gigante dentro de las 200 millas de nuestro mar territorial. Con medidas de  este tipo es imposible que se defienda la soberanía nacional.

Con una capacidad de pesca que supera las mil toneladas, el volumen de captura que en cada jornada es capaz de realizar la embarcación asiática, tranquilamente se calcula en decenas de miles de dólares. De ahí que la muta de  doscientos cincuenta soles que se le ha impuesto, y que seguramente ha sido cancelada con una sonrisa en los labios, no es más que una ridiculez. Esa suma de dinero es lo que paga cualquier ama de casa  por una modesta caja de conservas de pescado. Más cuesta el trámite y la publicación de la resolución.

Sabido es que desde cuarenta años atrás naves pesqueras de ésta y otras nacionalidades, entran y salen de nuestro  mar territorial como Pedro en su casa. Ni el PRODUCE, ni la Dirección Nacional de Capitanías, se dan por enterados. Y  si lo advierten, poco o nada puede hacer. Pues por increíble que parezca, las normas de control y sanción que rigen para estos casos, tienen la misma antigüedad y están completamente desfasadas Es justamente al amparo de este  desencuentro legal y de acuerdos internacionales,  que estas naves ingresan frecuentemente a puertos peruanos  para  contratar servicios de arenado y mantenimiento.  Solo el año pasado, 150 embarcaciones asiáticas ingresaron con esta finalidad a los puertos de Chimbote y El Callao.

Como si esto no fuera suficiente,  el  Congreso de la República, donde todo es capaz de suceder, ha aprobado un proyecto de ley para permiten que las embarcaciones industriales ingresen a pescar dentro de las 5 millas, una zona reservada  solo para la pesca artesanal. Si esta iniciativa llegase a convertirse en ley, como es el afán de ciertos congresistas, las especies de consumo humano directo ingresarían a la lista negra de la extinción. La presencia en los mercados de chauchilla, peladilla y otras especies en edad juvenil, es más que elocuente. Esa misma suerte han corrido especies como el  robalo,  corvina y  sardina, que antes se capturaban sin necesidad de salir de la bahía. Muchos de los chimbotanos menores de cincuenta años, jamás han tenido la suerte de comprar estos peces recién salidos del mar.

Con multas y sanciones irrisorias, como las que todavía  aplica PRODUCE, los barcos chinos y las embarcaciones industriales, seguirán haciendo lo que quieren en el mar peruano. El barco grande también se come al chico.