Teatro y Av. Pardo:
Oficialmente hoy, con la tradicional y concurrida procesión marítima, llegan a su término las celebraciones oficiales en homenaje a la festividad patronal de San Pedrito 2024, declarada Patrimonio Cultural de la Nación. Pero a diferencia de los dos últimos años, en los que la celebración transcurrió un tanto descolorida e intrascendente ya que muchos actos oficiales debieron suspenderse o restringirse, esta vez se puede decir que al menos hubo dos motivos para celebrar. Ellos son la inauguración del Teatro Municipal Paul Harris y la reapertura de las nueve primeras cuadras de la avenida Pardo.
Dejando atrás los problemas que causaron la prolongada paralización de estas obras, después de dos años el pueblo de Chimbote ha expresado su satisfacción por la conclusión y puesta en servicio de estas dos obras, que muchos consideran como un esperado regalo de fiesta. No por gusto las obras son amores.
La festividad ocupa el peldaño más alto de nuestra identidad cultural y espiritual.
Y no es para menos. Igual que la presencia de un museo o de una biblioteca, la presencia de un Teatro Municipal no es una obra cualquiera. Desde los albores de la civilización, los teatros se han encargado de brindar cultura y sano esparcimiento colocar a una ciudad en los primeros peldaños del nivel de cultura. Bajo esa conceptualización, es cómo el común de los chimbotanos considera que es un regalo con motivo de su fiesta patronal de San Pedrito.
Pero, claro, la sola presencia del teatro no basta para. La Municipalidad Provincial del Santa tendrá que realizar en paralelo un trabajo de promoción artística y cultural en el que participen instituciones de la sociedad civil vinculadas a esta actividad, donde existen cultores y talentos que están a la espera de una oportunidad. A toda costa hay que evitar que el teatro se convierta en un hermoso elefante blanco.
El nombre de Paúl Harris que se le ha otorgado a este recinto cultural, más que un merecido reconocimiento era una deuda que tarde o temprano había que pagar. A pesar de no haber pisado jamás tierras chimbotanas, Paúl Harris fundó Rotary International, una institución de servicio y sin fines de lucro, con más de cien filiales en el mundo, que hizo mucho por Chimbote. En la década de 1960 Rotary Club Chimbote construyó el coliseo, que fue escenario de inolvidables jornadas artísticas, culturales y deportivas, un gesto de amistad y buena voluntad con el que no ser ingrato. Su destrucción para dar paso al Teatro Municipal, exigía un resarcimiento. El fin no siempre justifica los medios.
Por su parte, la culminación de la primera etapa de la ciclovía de Pardo ya se había convertido en un clamor del pueblo chimbotano, pues así destruida como estaba, era un atentado contra la imagen de Chimbote. Este siempre ha sido el escenario tradicional de desfiles y otras ceremonias, con la masiva presencia de la población. Con su reapertura, después de dos años de retraso, se le está devolviendo a Chimbote gran parte de su patrimonio urbanístico y cultural.
Se puede decir por eso que esta vez si ha existido motivos para celebrar la fiesta patronal de San Pedrito. La inauguración del Teatro Municipal y la reapertura de la avenida Pardo no dejan de ser un buen regalo para expresar a toda voz ¡viva San Pedrito!