Editorial

Hágase la Cruz

Milagro de San Pedrito:

La fe mueve montañas. Un anuncio que no se esperaba, arrancó el aplauso general de  quienes participaban en la sesión solemne del viernes 28 de junio, convocada  por la Municipalidad provincial del Santa con motivo del Día Central de la fiesta patronal de San Pedrito. En el momento de hacer uso de la palabra, el gobernador regional de Ancash, Koki Noriega Brito, anunció que su gestión ha incluido en el presupuesto del próximo año la reconstrucción de la Cruz de la Paz,  una edificación que simboliza la identidad religiosa y cultural de Chimbote.

Dirigiéndose al alcalde de la ciudad, Luis Gamarra Alor, y al obispo de la Diócesis de Chimbote, Ángel Zapata Bances, la autoridad regional ratificó que  su Despacho solo está a la espera que la comuna provincial concluya y apruebe el expediente técnico  para  transferir el respectivo presupuesto y de inmediato ”poner manos a la obra”. La obra tendrá como unidad ejecutora a la Municipalidad Provincial del Santa y, según añadió la autoridad regional, el próximo año la nueva Cruz de la Paz será una realidad.

Para el pueblo de Chimbote, este anuncio ha sido motivo de júbilo general. Erigida en septiembre de 1986, la Cruz de la Paz fue resultado de una  masiva y entusiasta participación jamás vista en Chimbote,  ni antes ni después. Convocados por el obispo Luis Bambarén Gastelumendi, más 15 mil jóvenes de ambos sexos formaron una cadena humana, que ascendía desde las instalaciones de Siderperú hasta la cúspide del cerro que hasta ese momento era conocido como Cerro Chimbote o Cerro Corcovado. La referida cadena se encargó de transportar, de mano en mano, los materiales y demás insumos que se emplearon en la construcción de la cruz. El nombre de Cerro de la Juventud, con el que ahora se conoce a esta elevación, no puede ser más justo y apropiado.

Desde su instalación, hace 38 años, la Cruz de la Paz, con sus 25 metros de altura, se convirtió en símbolo de la ciudad de  Chimbote.  De noche, gracias al sistema de iluminación del que dispuso, se le podía admirar desde treinta kilómetros a la redonda. Para las embarcaciones pesqueras, la Cruz fue el faro que las conducía de regreso al puerto.

La presencia de esta emblemática  estructura no tardó en convertir al Cerro de la Juventud, no solo como lugar obligado de peregrinación religiosa sino también como nuevo destino turístico. Es el mejor mirador para poder observar en toda su magnificencia la incomparable belleza de la bahía El Ferrol.

Para hacer aún más grata la presencia en este lugar de los chimbotanos y de nuestros visitantes, monseñor Bambarén gestionó el apoyo de organismos públicos y empresarios privados, logrando de esa manera  la construcción del templo Señor de la Vida y de instalaciones complementarias como juegos infantiles y recreacionales. Desde entonces todos los años se escenifica ahí la Vía Crucis con motivo de Semana Santa

Pero luego del alejamiento de monseñor Bambarén por razones de edad, la Cruz de la Paz dejó de brillar como consecuencia del corte de energía eléctrica, hasta que el  10 de marzo del 2023, debido a la falta de mantenimiento,  se desplomó tanto por el paso de los años como por su propio peso.

En buena hora que el gobierno regional y el gobierno local, se hayan dado la mano para devolverle a Chimbote la presencia de este símbolo de paz, cristiandad y buena voluntad. Hágase la Cruz.