Funcionarios golondrinos y C.C.Ch.:
El hecho que el abogado Fensol Morón Ahuanari, haya ocupado importantes cargos en diversas gestiones de la Municipalidad Provincial del Santa, le ha permitido, como a muchos otros, la oportunidad de conocer la orientación de los vientos que soplan al interior de esta casa consistorial. Fue él uno de los funcionarios que estuvo en la gestión del alcalde Estuardo Díaz Delgado, cuando el 2006, por acuerdo de concejo, se tomó la decisión de donar la infraestructura del ex Plan de Padrinos a favor de la sociedad civil Centro Cultural Centenario.
Posteriormente, ya en el 2018, Morón Ahuanari participó en la gestión del burgomaestre Roberto Briceño Franco, y fue testigo del vencimiento del convenio por el cual el Centro Cultural Centenario cedió en préstamo a la comuna provincial el uso de una de sus instalaciones para el funcionamiento de la Biblioteca Municipal César Vallejo. Es una de las personas que pueden abordar el tema con conocimiento de causa.
En declaraciones ofrecidas al Diario de Chimbote, Morón Ahuanari ha señalado que la causa de la tirantez que ahora existe entre en Centro Cultural y comuna provincial, se debe fundamentalmente a la falta de voluntad de los funcionarios municipales. Según él, ni los actuales ni los anteriores funcionarios, se han preocupado en elaborar los informes técnicos y legales que permitan al pleno de regidores tomar la decisión correcta y de esa manera acabar de una vez por todas con un enfrentamiento que tanto daño le viene haciendo a la ciudad, sobre todo en un tema de tanta sensibilidad como es la gestión cultural.
Se afirma que la madre del cordero es una cuantiosa deuda por concepto de impuesto predial y arbitrios municipales, pues como toda persona jurídica o natural, la asociación civil Centro Cultural Centenario está obligada a cumplir con este mandato legal. Sobre el particular, se sabe asimismo de la propuesta que ha hecho el Centro Cultural respecto a la posibilidad de canjear dicha deuda con cargo al cobro de un pretendido alquiler del espacio que ocupa la biblioteca municipal. Pero, conforme lo ha puntualizado el abogado Morón, en la legislación municipal y tributaria no existe la figura legal del pago de alquiler por impuesto. Por ahora, eso es un imposible jurídico.
Sin embargo, está pendiente un recurso de conciliación entre ambas partes a efecto de ponerse de acuerdo para una reprogramación de la deuda, pero los representantes legales de la municipalidad no se han apersonado a ninguna de las citaciones relacionadas con dicha conciliación. Ha sido a raíz de este impase que ha surgido al interior de la comuna provincial una temeraria iniciativa: que el local del ex Plan de Padrinos revierta a la municipalidad y que el Centro Cultural Centenario, a pesar de todo lo que representa para Chimbote, se vaya con su música a otra parte. Y eso, para la ciudad de Chimbote, ya no es falta de voluntad. Es falta de identidad.
Pues como sucede en otras dependencias públicas, también en la municipalidad provincial del Santa con cada nueva gestión arriba un selecto contingente de funcionarios golondrinos. Muchos, por supuesto, reúnen los perfiles de formación profesional y experiencia que exigen las normas de administración, pero es imposible negar que todos ellos llegan en virtud de favores políticos y ocasionales. Son aves de paso y sin arraigo que por lo tanto no llevan a Chimbote bajo la piel.
Ésta podría ser una de las razones de lo sucedido hace unas semanas en la Biblioteca Municipal. Cuando algunos de estos funcionarios ya se frotaban las manos y un exceso de entusiasmo daba por descontado el “desalojo” del Centro Cultural, se permitió que personal de la gerencia de Desarrollo Ambiental, con escritorios y equipos de cómputo, ocupe parte de estas instalaciones. Eso dice mucho no solo de la falta de voluntad burocrática sino también de la falta de identidad institucional y local.