Editorial

Ni chicha ni limonada

Ejecución regional:

Por principios matemáticos y  no solamente por especulaciones teóricas, cuando ya hemos ingresado  a la segunda mitad del año,  lo menos que ha debido hacer el gobierno regional de Ancash es ejecutar  el 50 por ciento de su presupuesto  correspondiente al año 2024. Lamentablemente, no es así. El dinero está ahí, a la espera de ser utilizado en obras que la población reclama desde hace demasiado tiempo.

Según el Portal de Transparencia del Ministerio de Economía y Finanzas y conforme lo acaba de reconocer  el gobernador Koki Noriega, la ejecución presupuestal del gobierno regional de Ancash en esta primera mitad del año ha sido de tan solo el 10 por ciento. De los 300 millones de soles que tienen a su disposición, en los primeros seis meses del año solo ha invertido alrededor de 30. ¿Qué está pasando?.

El miércoles de la semana pasada, el gobernador Koki Noriega asistió al inicio de  tres obras: electrificación de la zona rural Lacramarca Baja, construcción  de la institución educativa  N° 1664 del asentamiento humano Golfo Pérsico  de Nuevo Chimbote y construcción del complejo deportivo municipal del Puerto de Casma. La verdad sea dicha, estas obras han empezado a ejecutarse mucho antes de la ceremonia de “inicio”, habiéndose limitado el gobernador regional a presenciar un acto simbólico que nadie entiende el significado pueda tener a estas alturas. El monto de las obras bordea los 20 millones de soles y, tanto el financiamiento como la ejecución, se encuentran a cargo del gobierno regional de Ancash.

En cambio, no sucede lo mismo con la obra de drenaje pluvial del pueblo joven La Balanza, que se inició el pasado 14 de abril con una inversión de 15 millones de soles. El financiamiento de esta obra  ha sido posible gracias a una transferencia realizada por el gobierno regional de Ancash a favor de la municipalidad provincial del Santa, institución que se hará cargo de la ejecución. Es decir, la obra de drenaje es financiada por el  gobierno regional pero viene siendo ejecutada por la comuna provincial; una gestión interinstitucional propia de nuestra administración pública. Es de esperar por tanto que el gobierno regional  incluya dicha transferencia en su listado de “ejecución presupuestal”.

Aún así, en recientes declaraciones brindadas a la prensa, el gobernador Koki Noriega trató de poner paños tibios al bajo porcentaje de  ejecución presupuestal que viene realizando en su primer año y medio de gestión. Y, como para sacarse el clavo por adelantado, ha asegurado que a diciembre del presente año, su gestión alcanzará el 60 por ciento. La verdad, lo ideal sería que ese porcentaje no  incluya las transferencias que comúnmente el gobierno regional  realiza a las municipalidades provinciales y distritales para que éstas ejecuten una determinada obra. En honor a la verdad, transferir no es ejecutar.

En el año y medio que ya lleva al frente del gobierno regional, el gobernador Koki Noriega y su equipo de trabajo han tenido tiempo más del necesario para poner la gestión sobre rieles, así como también  para darle seriedad a las promesas que menudearon en la campaña electoral y finalmente  para sacarse el clavo en los dos años que todavía le quedan por delante.

Sin menoscabar el esfuerzo que significa tratar de recuperar el tiempo perdido, 60 por ciento de ejecución presupuestal no es una nota desaprobatoria pero tampoco es una calificación sobresaliente como para ponerse de pie con los brazos en alto. Cuando la gestión regional está en vísperas de cumplir dos años, este porcentaje, que por ahora es especulativo,  representa para la población ancashina un trago desabrido que no es ni chicha ni limonada.